Debido a los fuertes
azotes que la humanidad se da a sí misma,
así como el daño que provoca al resto de las especies animales y los
flagelos que acomete a su propio planeta, es común encontrar personas que
cayeron, y con razones, en la misantropía (como sabemos, la misantropía es la
actitud de desprecio hacia la humanidad).
Muchos misántropos, me atrevería a decir que la mayoría, adoptan dicha actitud
al observar una especie que se auto-mutila y mutila al resto, que se
autodestruye y destruye lo que se interponga en su paso, que lleva la violencia
y el egoísmo como estandarte. Y realmente, a veces dicha postura parece algo
entendible. Hay en ésta claros problemas de carácter filosófico que merece la
pena analizar.
Los misántropos desprecian tanto la
humanidad que tortura animales, mata niños de hambre y provoca guerras como la
humanidad que crea hermosas obras de arte, se preocupa por el bienestar y busca
el desarrollo -aunque dicho sector sea lamentablemente escaso-. En definitiva,
en la humanidad hay tanto por odiar, como por defender. Esto suele ser ignorado
por los misántropos que generalmente adoptan una posición pesimista, afirmando
que la humanidad está perdida y que no vale la pena hacer algo por ella, o, en
los casos más extremos, que merece ser exterminada.
Es un error creer que toda postura misántropa es igual y por eso es difícil
hablar de ella, por lo tanto clasificaremos dos diferentes tipos de
misantropía. La misantropía fuerte y
la misantropía débil. Definiré la
misantropía débil como el desprecio a
la humanidad basada en centrarse en los aspectos realmente odiables de la
misma. Dicha misantropía no suele ir mucho más allá de la opinión; “la humanidad es algo malo” (aunque
esto claramente puede derivar en acciones). En cambio, la misantropía fuerte pasa a ser patológica, llevando
al intento de destruir o dañar la misma, por ejemplo con asesinatos en masa.
Daremos más importancia a la primera que, por suerte, es más popular que la
otra.
Del otro lado de la misantropía tenemos al humanismo, o humanismo secular. Según
el humanismo el bienestar humano es importante, y según el humanismo secular la humanidad misma debe hacerse cargo
de sus problemas (y no dioses ni mesías) y resolverlos para encaminarse al
progreso, el bienestar y el conocimiento, entre otras cosas (más adelante
definiremos de manera más convincente este sistema filosófico). Lo que para la
misantropía está perdido, para el humanismo no tanto. Si una adopta una actitud
pesimista hacia el estado y el rumbo
de la especie humana, la otra adopta una postura realista al no ignorar los problemas realmente graves que aqueja ni
las posibilidades que esta tiene de superarlos… para ésta última, intentar
superarlos vale la pena.
Muchos misántropos se sostienen en su postura en una especie de paradójico
roce a la cosmovisión del humanismo. Es decir, su odio hacia la humanidad se
debe al ver que ella misma se destruye. Les importó la humanidad y su
desarrollo, pero al verla estancada y en guerra con ella misma, la frustración
los lleva a odiarla. Es común ver y entender esta actitud en los frustrados y
en los pesimistas, de hecho, ¿Quién no
sintió lo mismo alguna vez? Esta forma de misantropía débil y humanismo
frustrado es asombrosamente general, y en este momento un problema relevante. Las personas desde hace mucho, están
perdiendo las esperanzas. Un ejemplo es
el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria, de origen estadounidense.
Dicho movimiento alega que la humanidad ya causo mucho daño y que merece
extinguirse voluntariamente evitando a rajatabla la reproducción de la especie.
Detrás de esto, hay otras posturas estrechamente vinculadas; el individualismo
y el altruismo. Los que ya no tienen esperanzas ni voluntad para con la
especie, suelen recurrir al
individualismo, y los que se preocupan por ella, los humanistas, al altruismo.
Al igual que con la misantropía, hay varios tipos de individualismo. Para
sintetizar, optaremos por clasificarlos como anteriormente, el individualismo débil
y el fuerte. El individualismo débil destaca la obvia importancia del
desarrollo de la personalidad individual, defendido por ejemplo por Oscar Wilde
y Emma Goldman. Este individualismo es totalmente positivo y necesario. Al otro
lado tenemos el individualismo fuerte, sostenido por ejemplo por los
economistas de la escuela Austriaca, Max Stirner y Ayn Rand. Este individualismo (que es al
que nos referiremos más adelante) es una especie de solipsismo que promueve el
egoísmo llevado al extremo, es absolutamente nocivo al desarrollo humano y está
vinculado con algunas tendencias misántropas, posiciona a uno mismo por encima
de los demás en todo sentido y lleva al malestar social. Una sociedad de laissez faire no es una sociedad, es una
antisociedad. Totalmente contraria a la ética del humanismo, el egoísmo extremo
es un cáncer social. Sin embargo vale aclarar que no todos los misántropos son
individualistas fuertes, muchos desprecian a la humanidad al ver que está
sumergida en el egoísmo extremo.
El altruismo es la posición que lleva a la humanidad a la solidaridad, el desarrollo, la igualdad,
la libertad, la cooperación y el bienestar de la misma. Fue duramente criticada,
tanto por los economistas del capitalismo salvaje, como defendido por la
ideología socialista –incluido el anarquismo clásico- y los filósofos
humanistas. Esto no quiere decir que todo el egoísmo sea malo, se necesita ser
tanto egoísta en algunos aspectos como altruista en otros, el problema es
cuando el egoísmo se exagera y el altruismo se menosprecia. Incluso son falsas tanto la visión de que
solo existe individuos y no sociedades (individualismo ontológico) como la que solo importan las sociedades en su
totalidad (holismo), tanto los individuos como los sistemas sociales existen, y
para que estos segundos funcionen correctamente se necesita tanto del egoísmo
moderado como del altruismo inteligente y completo. Éste va mucho más allá que
dar míseras limosnas a algunos necesitados y sentir simpatía por el sufrimiento,
el altruismo inteligente y completo debería ser lo que nos mueva a construir
una sociedad donde la miseria sea imposible y a sentir simpatía no solo por el
sufrimiento sino también por la alegría, la felicidad, la salud y la belleza,
cosa que es mucho más difícil.
El humanismo secular
(Para ver una definición similar y en la que me basé, ver Bunge 2001 “Crisis y
reconstrucción de la filosofía cp 1)
Parte del humanismo, y que merece
destacarse es el humanismo secular. Básicamente es una versión más desarrollada
y consistente del humanismo. Según el humanismo básico el ser humano es
importante y debe desarrollarse. Pero el humanismo secular va más allá, es
positivo en algunos aspectos (en el sentido que defiende ciertas cosas) y
negativos en otros (niega otras). Por ejemplo niega que existan entes
paranormales y sobrenaturales como dioses, por lo que el ser humano debe
hacerse cargo del ser humano. El humanismo secular se basa en consignas de la
Ilustración y el Iluminismo: laicismo,
racionalismo, igualdad, fraternidad, libertad, progresismo, bienestar y
desarrollo de la humanidad por encima de todo. El humanismo secular es
necesariamente ateo, aunque compatible (al igual que el escepticismo científico)
con el panteísmo, o el teísmo de Spinoza -que no es más que ateísmo disfrazado,
ya que estos “teísmos” no corresponden con la definición más extendida de
dioses (no son personales ni inmateriales). Y también, claro, con ciertos tipos
de agnosticismos. El humanismo religioso no es en verdad completamente
humanista, aun comete el error supersticioso y primitivo de priorizar entes
sobrenaturales sin evidencias sobre seres humanos, y en el caso de creer que los seres humanos deben
ser sumisos siervos de dichos entes ficticios, no es humanismo en absoluto.
El humanismo secular es un sistema filosófico. Puesto en lista, estas son algunas
características:
1-Cosmológica u Ontológica: No existen dioses ni otros
entes sobrenaturales, tampoco el alma, mundos de espíritus, cielos paradisiacos
o infiernos. El mundo es material (materialismo científico), y es el único real, existe independiente de
nosotros y lo que nosotros pensemos. Tampoco existen Mundos de las Ideas o
ideas fuera de cerebros como propone algunas formas de idealismo. El humanismo
también es sistémico (ontología que entiende a todo como un sistema o parte de
un sistema) al reconocer que la humanidad es un sistema, por lo tanto para que
esta progrese se necesitan cambios integrales y soluciones sistémicas. El mismo
humanismo secular es un sistema, un sistema filosófico, que intenta abarcar
cada aspecto de lo humano.
Es importante aclarar que cuando
hablamos de materialismo no estamos ignorando la existencia de lo que no es
material en el sentido vulgar de la palabra (ósea tangible o visible). Por
ejemplo, un materialista obviamente admite la existencia del electromagnetismo
y otro tipo de energías medibles y comprobables -de alguna forma-, pero no de
las energías místicas no medibles ni comprobables como el aura o los chakras. Y
claramente acepta la existencia del amor, la tristeza y otras sensaciones que
no son “materiales” en el sentido vulgar, claramente para un materialista las
emociones y los sentimientos existen pero dentro de un cerebro, un cerebro
material. Un materialista creería en lo que posee evidencias. También es importante aclarar que no hay que
confundir materialismo ontológico con materialismo histórico marxista, ni menos
con el consumismo.
Toda la cosmovisión del humanismo
secular es compartida por la ciencia y el escepticismo racional.
2- Antropológica: Los individuos son
tanto diferentes entre sí, como iguales. No hay raza o sexo superior, no hay
superhombres, no hay autoridades supremas que deban obedecerse ciegamente, no
hay grupo de personas que merezcan privilegios injustos ni que merezcan más que
los demás injustamente. Actitudes que intentan generar una creencia de
superioridad arbitraria a cierto grupo de personas, como el nacionalismo o las
sectas son totalmente falsas y nocivas.
Una máxima del humanismo es que “la igualdad nos hará libres”. Esto no quiere
decir que todos los humanos deban ser iguales en el sentido de que el
desarrollo personalidad individual no exista, cada uno es igual a su prójimo en
algunos aspectos fundamentales (como que todos somos humanos y buscamos nuestro
bienestar) y diferente en otros.
3- Axiológica y ética: (Es importante
desarrollar ampliamente este punto). Hay valores transculturalmente u
objetivamente positivos que deben realizarse y defenderse; como la objetividad
misma, la solidaridad, la verdad, la libertad, la igualdad, la honestidad, la
justicia, la paz, el conocimiento, el bienestar general, etc. En cuanto a la tolerancia; el humanista
secular es tolerante en algunos aspectos como intolerante en otros, no todo
merece tolerancia. Por ejemplo; el machismo, el racismo y la homofobia no son
dignos de tolerancia, como si lo son la orientación sexual, los gustos
personales que no comprometen al prójimo, etc. (esto no justifica que esté bien
golpear homofóbicos o racistas ni nada parecido).
El relativismo axiológico y moral es nocivo y antihumanista, así como
también el absolutismo axiológico que ignora valores subjetivos o locales. La
objetividad axiológica y ética es cuestión de grados, nunca una norma o un
valor puede ser totalmente objetivo, por ejemplo, porque no existen por sí
mismos. Pero eso no quiere decir que no
puedan objetivarse de alguna forma, tomemos como ejemplo el frio. El frio es en
gran parte subjetivo, en una sala algunas personas tienen más frio que otras,
pero ninguna sobrevivirá (sin importar la cultura o lo que crea) al frio hostil
de la Antártida sin un debido equipamiento, como ser ropa de invierno. Del
mismo modo la objetividad de la axiología y la ética, hay normas que no son
dignas de objetivarse y que son subjetivas, como los modales en la mesa, y
otros que si, como el trato a la mujer en las diferentes culturas, así como hay
temperaturas subjetivas y objetivas para las personas.
En el aspecto ético destacaremos dos principios fundamentales; a) Tratar de
vivir bien y disfrutar la vida así como ayudar a los demás a estar bien y
disfrutar la vida. b) Todo aquello que contribuya al bienestar de un individuo
sin poner en riesgo los derechos básicos de otro es bueno o correcto.
(Principios del Agatonismo).
La moral no depende de deidades. La ética debe ser regulada y dirigida por
los humanos, es tan artificial como el Derecho. Las personas deberán encarar
los problemas morales desde ella, es decir, desde las herramientas formales de
la filosofía, y en lo posible con ayuda de la ciencia (sobre todo la ciencia
social). Intentando encaminar así el análisis de la moral objetivamente, de
modo que se hagan juicios morales dependiendo de lo que beneficia o no, de lo
que demostró conducir al progreso o no, sosteniéndolos mediante la argumentación
solida proveniente de la reflexión racional, los datos empíricos y el estudio
del caso. Una ética humanista tiene como
objetivo el progreso de la humanidad. Esto quiere decir buscar su bienestar
general promoviendo acciones como ayudar al prójimo, producir para los demás,
pensar en los demás, ayudar a ser felices a los demás, ser tanto egoísta como
altruista, etc. ya que demostraron ser eficaces para alcanzar dicho objetivo.
La ética del humanismo secular debe reconocer la existencia de derechos y
deberes. Por ejemplo, si se encuentra una persona accidentada en la calle es
nuestro deber como humanos ayudarlo. En cuanto a los derechos: es un derecho
primario de todos el privilegio de acceder a una educación primaria, secundaria
y universitaria pública, laica y gratuita. También es un derecho primario una
atención médica pública y gratuita.
Todos tenemos los mismos derechos y deberes básicos, así como tenemos (o
deberíamos tener) igualdad ante la ley –con algunas excepciones como el caso de
alegato de demencia.
No existen valores morales ni axiológicos objetivos en sí mismos, para objetivarlos hay que utilizar como referencia un
objetivo (como fines, principios o axiomas), en el caso del humanismo secular,
el objetivo (objetivo como fin, no objetivo como opuesto a subjetivo) es el
progreso, la felicidad y el bienestar entre otros aquí aclarados, a partir de
ahí se puede deducir aproximadamente que es objetiva o transculturalmente bueno
o malo, respecto a los objetivos expuestos. Por ejemplo, asesinar personas al
azar, la pena de muerte o el sexismo es objetivamente negativo (malo) porque
contribuye al sufrimiento de la humanidad y eso es absolutamente demostrable
(sin importar la cultura que sea).
El hecho de matar es “malo” porque choca contra un principio ético importante del humanismo que
es que “la vida de un individuo le pertenece solo a éste” cosa que es un derecho inalienable, como es un deber social proteger la vida de los
demás. Este principio también nos dice que la pena de muerte es moralmente inaceptable,
además de que las evidencias empíricas la indican como ineficaz y demuestran
que se llevó muchas vidas de inocentes (y lo mismo va para los linchamientos
que terminan en asesinatos). Ya Tomás Moro -semihumanista del Renacimiento y
pionero del protosocialismo- nos advertía de esto, aunque solía recurrir a
argumentos religiosos, cosa totalmente entendible teniendo en cuenta la época.
Él sabía que la delincuencia es engendrada por la misma sociedad que promueve y
perpetúa la desigualdad. Hoy también sabemos que muchos asesinos, como otros
delincuentes son víctimas de enfermedades mentales y que los factores socioculturales
y socioeconómicos no son los únicos que influyen. Este conocimiento que se nos
fue dado gracias a la ciencia nos ayuda a comprender más a fondo tanto éste
problema moral como muchos otros, y nos permite entender de manera más profunda
que la pena de muerte es injusta, que la sociedad está recurriendo a matarse a
modo de esconder los problemas sociales “debajo del tapete”: tanto los
correspondientes a la desigualdad, que es de los principales factores que enferman
y llevan a la delincuencia; como los correspondientes a la carencia de atención
psiquiátrica pública y de calidad que permita contener y ayudar a mejorar a los
que padecen enfermedades mentales como la sociopatía (que suele llevar a
comportamientos aberrantes contra el prójimo). “Que se corten de raíz los males
es mejor que dejarlos crecer para después castigarlos”, escribía Moro.
Volviendo al primer ejemplo, un caso muy similar al hecho de matar personas
al azar es el acto abominable de la guerra, la guerra es lo peor que puede
emprender el ser humano y debe ser repudiado en todas sus formas por cualquiera
que se pretenda humanista. Se puede
decir que la guerra es objetivamente mala porque además de que involucra la
muerte de personas, que trae sufrimiento, o sea malestar, produce un terrible derroche de recursos que
podrían contribuir a la riqueza y al progreso de la humanidad, y no a su
destrucción. Creo que en la actualidad está suficientemente claro por qué la
guerra es la mayor forma de imbecilidad como para dar más explicaciones. No hay
acto más horrible e injustificado. Ningún humanista secular propiamente dicho
puede ser capaz de alistarse en el ejército, el militarismo es la mayor
traición a la inteligencia humana. El
ejército es una institución que el humanismo debe desmantelar.
También se deduce que el tercer ejemplo es objetivamente incorrecto e
inmoral por el principio antropológico del humanismo que destaca que no hay
sexos inferiores ni superiores, lo que echa por tierra todas las actitudes
sexistas, junto con el principio que promueve el bienestar general (o sea, de
ambos sexos) y repudia el maltrato y la discriminación.
No todos los juicios morales se pueden objetivar, pero algunos sí y eso
destaca el humanismo, por ejemplo, promover o perpetrar la desigualdad social o
socioeconómica es objetivamente malo, porque al igual de condiciones sociales
positivas para todos hay menos sufrimiento, menos violencia y mayor cantidad de
personas que pueden colaborar al progreso de la humanidad. Si no hay pobreza
extrema, desnutrición, gente que es arrastrada a la delincuencia, adicciones patológicas
causadas por la miseria ni gente esclavizada por trabajos que no benefician a
la sociedad, mayor cantidad de personas pueden colaborar en que la sociedad
progrese mediante el arte, la ciencia, la filosofía, las técnicas, etc.
Mientras menos miseria, más artistas y científicos, mas ingenieros, nobles
profesores y médicos. Así como también más gente que pueda tener trabajos que
hacen bienes sociales, como un electricista, un psicólogo, un hábil albañil o
un deportista admirable e inspirador. La desnutrición y la miseria demostraron
paralizar la capacidad de trabajar de forma rentable y productiva. Mientras
haya menos ayuda social y más desigualdad socioeconómica, pobreza y
desnutrición, habrá menos personas que puedan contribuir a la sociedad mediante
el trabajo, esto es lo que demostró el historiador económico Robert Fogel.
Ya que sin desigualdad la sociedad progresa y se beneficia, el humanismo
tiene razones racionales para considerar a la desigualdad social objetivamente
mala. Sin embargo, la igualdad seria negativa si significa que todos sean
igualmente pobres y oprimidos, con igualdad nos referimos a que todos puedan
vivir bien, que las riquezas puedan ser distribuidas de forma que no exista la
miseria, no de forma que la miseria sea algo general.
También necesario suprimir el dolor y el sufrimiento tanto de los humanos
como de los animales, incluir a los animales en los juicios morales es
racional, mientras que maltratarlos innecesariamente es inmoral y arbitrario.
El maltrato animal además de perjudicar al maltratado perjudica al hombre,
puesto que lo desensibiliza y genera daño a las personas sensibles que los
rodean. El humanismo secular no es especista, en el sentido que desprecia otras
especies, es humanista luchar por una ética que abarque a los animales (no
humanos) porque hace a las personas avanzar moralmente. Desaparecer el dolor
animal y cultivar la empatía es parte del progreso humano. Desde ya sabemos
objetivamente que el dolor existe y hasta es medible, como también sabemos que
es indeseable para todos y que su presencia innecesaria no concuerda con
nuestros objetivos, por lo tanto, se puede deducir que causar dolor merece ser
evitado y en la mayoría de los casos se merece el calificativo moral de “malo”.
(La biología se encargó –metafóricamente hablando- de proveernos de una herramienta o base moral
esencial, la empatía).
Con respecto a la ética ambiental, el humano posee este único planeta para
vivir, por lo tanto es totalmente obligatorio que cuidemos el
medioambiente. Dañar el medioambiente es
dañar la toda la vida en si, por lo
tanto es negativo y merece ser evitado, así como cuidarlo es positivo y
necesario. Negar hechos científicos como el calentamiento global antropogénico
además de pseudocientífico es antihumanista, ya que defender los intereses de
capitalistas salvajes y no los del bienestar general es abominable. (Los “estudios” en los
que se basan los negacionistas del cambio climático son financiados por
corporaciones que se interesan en explotar recursos sin la intervención estatal
para el cuidado del medioambiente, esto explica porque los liberal-libertarios y
anarcocapitalistas apoyan el negacionismo).
Es importante para una ética ambiental humanista el control consciente de
la natalidad, el planeta tierra esta peligrosamente sobrepoblado de humanos y
es necesario que se tomen medidas, y obviamente no me refiero a medidas
eugenesistas como creerán algunos conspiranoicos. La reproducción inconsciente
promovida por la moral católica pone en grave peligro el curso de la humanidad,
recordemos que los recursos de nuestro planeta son delicadamente finitos. (El
Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria no está del todo equivocado).
Así se deduce que para el humanismo secular el relativismo o nihilismo
moral es insostenible. Por ejemplo, para un relativista moral está bien que
musulmanes apedreen o castren mujeres, cosa que a un humanista le daría asco,
por el hecho de que ser de otra cultura no justifica el maltrato ni el
sufrimiento humano.
Todo esto no quiere decir que para ser un humanista secular uno deba ser el
mejor ejemplo de persona y obrar de forma que estos sean mandamientos divinos
que uno deba reproducir mecánicamente. Es simplemente una postura y una base
coherente de donde encarar los problemas morales, cosa que no puede evitar
plantearse ningún ser pensante. La moral es algo imprescindible para la vida en
sociedad. La ética del humanismo secular
puede no ser perfecta, pero es ciento de veces mejor que alternativas como el
intuicionismo, el sentimentalismo o la
religiosa de basar la moral en un libro escrito hace milenios por gente bruta,
bárbara y primitiva; creyendo que tiene un sustento en un supuesto ser
omnipotente del que no hay ninguna evidencia. De hecho, los que evalúan la
moralidad de sus acciones teniendo como único criterio escrituras sagradas
(como el apologista cristiano William Lane Craig), no son seres morales, son
una especie de robot que funciona a programación; ridículos, inmorales e
irracionales. Tampoco la alternativa de basar la moral en las leyes es válida,
que algo sea ilegal no quiere decir que necesariamente sea inmoral, tampoco
todo lo que es legal debe de estar “bien”, en todos los países siempre
existieron leyes injustas. El Derecho debe basarse en la ética, no a la
inversa.
4- Gnoseológica: es importante y
posible conocer la verdad objetiva acerca del mundo y de nosotros. Para ello la
razón, el escepticismo racional, la experiencia, la filosofía analítica, la
crítica y sobre todo la ciencia son
esenciales.
Una forma de misantropía débil, por lo tanto contrario al humanismo secular,
es el oscurantismo, presente en el ocultismo u otras pseudofilosofias (como la
masonería), que propone que hay conocimientos que solo deben ser rebelados a
“unos pocos”, a una elite, a una minoría o a unos iniciados. Esto es
despreciable, porque no solo estos “conocimientos” suelen ser en su mayoría
falsos, sino porque el conocimiento como totalidad debe ser accesible a todos y
no tiene por qué formar herméticas elites de ningún tipo. Es característico de
la misantropía despreciar, subestimar y subvalorar a la humanidad, como decir
que no “merece” ciertos conocimientos. El humanismo deberá así despreciar al
oscurantismo y abrazar la accesibilidad de todo conocimiento.
También los humanistas seculares deben comprender todo el daño que causa
todo tipo de dogmatismo y hacer lo posible por erradicarlo.
Esto debe dar a entender que para el humanismo secular el escepticismo
radical y el relativismo gnoseológico posmoderno son falsos y nocivos como lo
es el pensamiento mágico en general.
5- Religiosa: Un humanista secular
debe tener en cuenta que las religiones son negativas para la sociedad así como
las supersticiones, la pseudofilosofía, la pseudociencia, las falsas conspiraciones,
los mitos, las mentiras y las sectas. La religión es la peor forma de
irracionalismo, de pensamiento mágico, de dogmatismo, de conservadurismo y de
estupidez. Es un atentado a la inteligencia y al librepensamiento. Inherente a
una ontología idealista, una gnoseología mística y anticientífica (la creencia
en que la ciencia y la religión se “complementan” o incluso que pueden convivir
es totalmente falsa), una ética monstruosa y primitiva, una visión existencial
fantasiosa y egoísta, y una visión antropológica que posiciona a sus
practicantes por encima de las demás personas, la religión es la total
antítesis del humanismo secular, es además… su enemiga. El humanista secular debería atacar a las
religiones mediante la crítica y los medios intelectuales.
Sin embargo la libertad de culto debe estar permitida, pero hasta cierto
punto. No deben prohibirse ni perseguirse religiones o cultos de forma violenta
como lo hizo la Iglesia Católica, aunque si deben prohibirse y desmantelarse
las sectas extremistas y peligrosas que aíslan y corrompen personas. Tampoco se
debe discriminar por creencias, pero sí tiene que existir total libertad para
blasfemar. Las personas se respetan, pero no sus ideas o creencias. El Estado
debe ser totalmente laico y no debe involucrarse ninguna creencia o deidad en
los problemas humanos, solo los humanos se harán cargo de los humanos.
Ser ateo no es ser humanista: un religioso puede ser medianamente humanista
(aunque no humanista secular), así como un ateo puede ser antisocial. Por
ejemplo, Nietzsche era ateo, pero no era humanista secular, ya que es un
exponente de la contra-ilustración y pionero de la corriente posmoderna.
6- Existencial: Como dijimos, el
humanismo secular no reconoce quimeras de mundos ni vidas ultraterrenales. Un
humanista encara su existencia de modo realista,
es decir, este mundo es el único existente, somos primates por lo tanto somos
animales y no existe el alma ni nada inmaterial o trascendental que nos
componga, vivimos una única vida para disfrutar y la vida humana en si misma
carece de sentido pre-establecido. Esto no quiere decir que debamos vivir de
forma pesimista alegando que nada tiene valor en la vida. El humano debe darle
un propósito a su vida sin creer que la vida posea en sí misma un sentido u
objetivo establecido, cosa que sería caer en un pensamiento teleológico religioso
(solo algún tipo de deidad seria capaz de configurar nuestra existencia de modo
que tenga un sentido u objetivo y
poneros allí a cumplirlo). El vacío de
un sentido frente a la existencia es una
de las principales razones por la cual los
humanos crearon las religiones, a la humanidad siempre le costó entender que
son causa del azar y que su vida no tiene sentido objetivo. Un humanista se
auto-propone “sentidos” (más bien objetivos) de vida útiles a la humanidad,
como vivir para aportar al progreso humano, vivir para ser personas creativas
que aporten a la cultura, vivir para ayudar al resto, etc. mientras se busca su
propia felicidad, su propio goce, la realización de sus placeres y de su propia
personalidad.
Proponerse “vivir” siendo "bueno" para
morir e ir al cielo es algo totalmente egoísta, inmoral y estúpido; como
también es estúpido no hacer lo posible por disfrutar de la única vida que
tenemos, o intentar disfrutarla mediante el amontonamiento de bienes
materiales.
7-Politica: Democracia, igualdad, progresismo, laicismo, y
libertad. La gente debe ser culta para que la sociedad funcione en democracia,
al menos, culta sobre cuestiones sociales. El humanismo tiene el deber de
promover la educación pública, gratuita y de calidad, para que así la
democracia pueda funcionar. Me atrevería
a decir que el socialismo es la base política y económica del humanismo
secular, así como la base del socialismo es el humanismo. Pero para que el
socialismo funcione, no debe ser ni autoritario ni fruto de una revolución
improvisada. El auténtico socialismo jamás existió, y solo podrá existir cuando
el humanismo secular sea algo general. Ningún despotismo, tanto de gobernantes
como de corporaciones privadas, regirá sobre una sociedad humanista.
En cuanto a la libertad, el humanismo secular reconoce (como lo hizo
Bakunin) que la libertad no puede ser realizada más que en sociedad y en la más
estrecha igualdad: “no soy verdaderamente libre más que cuando todos los seres humanos que me rodean son
igualmente libres”. Algunos de los valores principales del humanismo secular
son los de la Ilustración, “igualdad, fraternidad y libertad”. Estos deben
entenderse como las tres puntas de un triángulo, donde cada uno no puede realizarse
plenamente sin el otro. Un humanista es un fanático de la libertad, y por ello,
debe reconocer las imposturas de la libertad, como la visión que entiende por
libertad únicamente a la libertad de comercio. Esta visión de los llamados
“libertarianos” nada tiene que ver con la libertad como la entienden los
humanistas seculares.
8- Tecnológica: La
ética del humanismo secular también es un modo de guiarnos para con la técnica
y la tecnología de modo que estas sean utilizadas para provecho y desarrollo de
la humanidad. Por ejemplo, nos permite tener un base a la hora de analizar los
problemas y las consecuencias que
conllevan la creación o uso de artefactos, tecnologías y técnicas, como las
bombas de hidrogeno, el Internet, los alimentos transgénicos, el Derecho, la
política, etc. Aunque algunos artefactos
como las bombas de hidrogeno presentan conclusiones claras, como que
definitivamente no deberían existir, otras técnicas u tecnologías poseen
problemas éticos más ambivalentes o complejos donde el humanismo como base nos
puede generar un panorama más claro. En
cuanto al Derecho, tal vez nos haga pensar que éste deba empezar a basarse más
sobre las cuestiones éticas y científicas bien fundamentadas y menos en
convenciones, tradiciones y costumbres.
No son propias de la visión humanista secular los planteos retrógrados del
ludismo moderno común en los movimientos místicos newage o la filosofía
heideggeriana; es un hecho innegable que la tecnología mejora la condición
humana, aunque esta necesita de conocimientos científicos, racionalidad y una
consistente ética que la guie en su uso. Tanto sin tecnología como sin ciencia
el progreso humano se desmorona, y hasta la especie misma, por ejemplo: sin la
biotecnología y la agrotecnología actual
ponemos en riesgo la salud y la vida de casi toda la población mundial. Además la tecnología, como ser la robótica,
libera al hombre de la esclavitud aún vigente, que es la esclavitud asalariada
del trabajo forzoso, repetitivo, degradante y autómata que puede ser
reemplazado por ésta, dejando así al hombre su vida para desarrollarse en lo
que mejor ofrece su condición, como el
arte, la filosofía, la ciencia, el deporte, etc.
9- Filosófica: La racionalidad siempre
será valorada así como la experiencia y el rigor (racioempirismo). Un humanista
irracionalista no podrá sostenerse con firmeza en su postura.
Como ya describimos en los puntos anteriores, el humanismo secular posee
también una ontología materialista (o naturalista) y también sistémica, una
gnoseología realista-crítica, cientificista y escéptica, una ética particular que
la distingue de, por ejemplo, el intuicionismo o el sentimentalismo, una
filosofía política liberal y progresista, etc. Es un completo sistema
filosófico consistente y en total concordancia con la filosofía de la ciencia
actual.
Desde el humanismo secular es necesario el emprendimiento de una la cruzada
intelectual contra el posmodernismo, ya que dicho movimiento filosófico atenta
contra todo lo que promueve el humanismo secular: la ciencia, la objetividad,
la razón, etc. El posmodernismo no es más que una impostura intelectual
antihumanista, fértil solo dentro del pensamiento mágico, que se puso de moda
entre los snobs a quienes les resulta más cómodo y fácil criticar la ciencia que
entenderla.
(Estos son solo algunas características del humanismo secular esbozadas de
forma sintética. No todos los humanistas seculares van a estar de acuerdo en
todos estos puntos ni van a darle igual valor, el humanismo no es una secta).
El humanismo secular se fue construyendo de a poco a lo largo de la historia,
teniendo un comienzo en la filosofía de Grecia e India clásica, como en la
china de Confucio, una gran pausa durante la Edad Media, un despertar en el
Renacimiento y un auge en los periodos de la Ilustración y en el desarrollo de
la ideología socialista en el siglo XIX –incluyendo el anarquismo-. Aunque como
sistema filosófico conciso es relativamente nuevo. Entre los grandes humanistas
seculares podemos encontrar notables personas como Carl Sagan, Mario Bunge,
Mijael Bakunin, Albert Einstein,
Bertrand Russell e Isaac Asimov.
Mi intención principal en este ensayo es demostrar que la postura humanista
tiene mucho más que ofrecer que la misantropía. No ofrezco como alternativa a
su antónimo; la filantropía, porque no
creo que se pueda pretender que alguien ame
-propiamente dicho- a toda la humanidad (que incluiría amar violadores y
asesinos). El humanismo secular no propone amar a todos los humanos, a todo el
género humano y a todo lo que la humanidad respecta; pero si propone un
sustento teórico o sistema filosófico sobre el cual pretende construir progreso
y bienestar, es más racional que sentimental o romántico.
Mientras que la misantropía conlleva un sesgo pesimista por lo general, el
humanismo es realista y propone
mejorar por parte de nosotros mismos. Mientras que la misantropía es inútil y
pasiva, el humanismo es activo y
útil, ya que si hay razones para odiar a la humanidad y existen los medios para
poder combatir dichas razones, es mejor tomar una postura que intente abolir
los males que nos aquejan. Si la misantropía pregunta ¿Qué importa el bienestar
de la humanidad? El humanismo responde; el bienestar de la humanidad importa
porque los humanos tenemos una única vida para disfrutarla y vale la pena
luchar para ello. Mientras que la misantropía conlleva a posturas antisociales
y nocivas como el extremo individualismo, el humanismo conlleva a la
cooperación y a un altruismo inteligente
para sacarnos del pozo en que nosotros mismos nos metimos, sin ignorar la
importancia del desarrollo de la personalidad individual. Mientras una es
estéril y destructiva, la otra fértil y constructiva.
Invito a la misantropía a tomar acción sobre los aspectos detestables de
nuestra especie, y a mirar en el humanismo un yacimiento de donde extraer lo
necesario para la mejora de nosotros mismos. Solo los humanos podemos salvar a
los humanos.
Nota: no debe confundirse la misantropía con la introversión, la timidez, el
trastorno antisocial de personalidad o el disgusto por estar entre multitudes o
por los gustos populares. La misantropía, como la he definido, es el desprecio
por la humanidad. Los pensamientos de la
Derecha suelen ser un buen ejemplo de misantropía.