martes, 4 de agosto de 2015

Refutando la reflexiología

¿De qué se trata?

La reflexología (también conocida como terapia de zonas) es una medicina alternativa, consiste básicamente en ejercer presión sobre puntos situados en diferentes partes del cuerpo ya sean orejas, manos, nariz o pies, intentando aliviar órganos totalmente alejados de esas zonas. Basada en la idea de la acupuntura, de que el cuerpo es atravesado por diez meridianos en sentido longitudinal.
 Según la acupuntura (y por lo tanto la reflexología) en estos meridianos fluye una energía invisible llamada ‘‘chi’’ y existen ciertos puntos precisos que en el caso de la acupuntura se pinchan con agujas y en el caso de la reflexología se masajea y oprime zonas del pie o la mano para equilibrar la energía que se conecta con esos puntos.
Fue creada por los médicos William Fitzgerald, y E. F. Bowers aproximadamente en 1913. Juntos publicaron un libro llamado ‘‘Zone Therapie’’ en 1917.
Se suele observar muchas veces ciertos ‘mapas’ de los pies que corresponden a la reflexología podal. En ellos podemos observar como intentan vincular el dedo gordo al cerebro o la planta al colon o intestino delgado. También existen mapas de las manos, la nariz,y las orejas. Estos mapas nada tienen que ver con el conocimiento que tenemos sobre el cuerpo humano.

¿Por qué no funciona?

Desde ya es importante comprender que la idea de que haya energía que es invisible y  que posea la característica de ser indemostrable, es absurda. Más absurdo aún es pensar que con un masaje en el lóbulo de la oreja pueda reflejarse en los dientes, los ojos o la mandíbula.
Hoy en día tenemos una noción de como funciona el cuerpo humano y la hipótesis que plantea la reflexología (más bien la idea que plantea la acupuntura) es desubicada e irreal.
Más allá de aliviar un poco el stress (como cualquier otro masaje podría hacer) no sirve para aliviar por ejemplo problemas intestinales, a menos que estos estén causados por el stress. Muchos practicantes de la reflexología dicen poder mejorar la circulación, liberar las toxinas del cuerpo, ayudar a bajar de peso, tratar de forma efectiva contra la anemia, la bronquitis y las convulsiones entre otras cosas.
Al asistir a un reflexólogo, estamos pagando más por los supuestos conocimientos que tiene sobre el cuerpo (mapas, puntos, canales de energía). Esto parece inofensivo en todo caso solo nos costará un poco de dinero extra, pero el problema también existe cuando una persona con un serio problema concurre al reflexólogo y cree que se está curando, y esto a la larga le ocasionara más problemas (por ejemplo intentar curarse de la anemia de forma incorrecta hará que con el tiempo sean más graves las consecuencias).
Sobre la legalidad
La reflexología hoy en día no está regulada, por lo tanto no se requiere un título para hacerse llamar reflexólogo o para practicarla.
Estudios hechos
1)    En 2002 se hizo un estudio para ver si la refloxología podía generar efectos beneficiosos a mujeres con síntomas de menopausia.(1) 26 mujeres estuvieron dentro del ensayo clínico. Se les aplicó 9 sesiones de reflexología y masajes normales (aleatoriamente algunas recibieron sesiones de reflexología y otras masajes normales) en los pies por 4 reflexólogos calificados. La conclusión fue que no hubo ninguna diferencia significativa entre los masajes normales y los masajes utilizando la técnica de la reflexología.
2)    En 2010 la revista médica Maturitas publicó una revisión de 23 ensayos clínicos, demostró que los mejores ensayos (según la escala de jadad) llegaron a conclusiones negativas respecto de la efectividad de la reflexología. (2)
3)    En 2013 se hizo un estudio para tratar los síntomas de la esclerosis múltiple, 20 personas fueron divididas en 2 grupos y sometidas a reflexología real  y a un simple masaje. La conclusión fue que no hubo cambios significativos entre los grupos, sin embargo el masaje presentó pequeños beneficios (tanto el de reflexología como el masaje normal). (3)
Quiero aclarar que existen varios estudios que concluyen en que la reflexología es buena, esto muchas veces sucede porque  los pacientes se terminan sintiendo mejor por el efecto placebo, y además de eso, los masajes suelen ser beneficiosos para la salud más allá de que se hagan presionando ciertos puntos para aliviar otros.

Conclusión
Un masaje suele venir bien casi siempre, el problema es cuando el masajista promete curar más de lo que puede. Los masajes suelen servir para el stress o problemas determinados por la ansiedad y el hecho de que muchas enfermedades estén asociadas a eso hace parecer que la reflexología sirve, por eso vemos muchas personas que suelen decir, ‘fui a una sesión de reflexología y me sirvió’ siendo que esa misma persona pudo haber ido a un masajista normal  y también le podría haber hecho bien. No hay evidencia que demuestre esos canales de energía o esa energía que conecte los órganos internos con los pies o las manos o las orejas. Ese es el principal problema de la reflexología, se basa en algo totalmente absurdo. Es una pseudociencia y hay que tener especial cuidado en el momento que el reflexólogo da un diagnóstico (podría decir que no hay problemas ya que tu energía esta equilibrada después de un masaje y podes estar sufriendo de un problema serio que no se vea a simple vista)

Referencias:

Para seguir leyendo:
http://en.wikipedia.org/wiki/Reflexology (tanto la web en inglés como en español)


Los huecos argumentativos del Creacionismo

Por Nicolás Pérez

Los cultores del Diseño Inteligente, y del Creacionismo, las Pseudociencias asociada a la Biología, manifiestan entre sus explicaciones una serie de inconsistencias técnicas y epistemológicas que revelan un escaso conocimiento en la comprensión de la Teoría de la Evolución por Selección Natural. Sus defensores más ingenuos confunden términos cotidianos con conceptos técnicos y lo que no lo hacen caen, un poco más adelante, en los pantanos de la mala interpretación científica. Me voy a ocupar de ambos, comenzando por los más fáciles de refutar.
Entre los equívocos más comunes, se encuentran  el lenguaje y la homología de términos entre el argot técnico y el lenguaje vulgar. Tal problema no lo tiene la Física de partículas por ejemplo, que usa términos muy alejados de la cotidianidad, tales como quarks o bosones. Sin embargo, cuando se intenta explicar conceptos como: evolución, adaptación, progreso, selección del ambiente, resistencia etc., debe lidiar con la acepción vulgar de esos términos, que en casi todos los casos, tienen un sentido opuesto al técnico. El concepto evolución es usado cotidianamente como una mejora progresiva, así decimos: tal jugador “evolucionó” en su juego, incluso hay un término negativo como “involución” que acentúa el sentido de progreso. Pero como sabemos, la evolución en Biología es solo un concepto que remite a cambio, transformación, mas no tiene el sentido de mejora o progreso.
También podemos decir que se confunde usualmente: el hecho de la evolución, es decir el fenómeno por el cual se da el cambio en las especies, con La Teoría de la evolución, como el constructo que explica el hecho de la evolución, y estos dos a veces se mezclan  con la historia fáctica de la evolución, es decir lo que realmente ocurrió. El hecho evolutivo es innegable e indiscutido, otro tema es La Teoría de la evolución por selección natural como mecanismo del mismo. Esta teoría fue reformulada con aportes de la genética, de la genética de poblaciones y con otros mecanismos complementarios. Sobre la historia fáctica de la evolución en la tierra, es un tema difícil y escabroso ya que puede considerarse como algo contingente, y que quizás si se vuelve a dar la vida, no ocurra lo mismo otra vez. Esto plantea diversos problemas, como la pregunta por si la selección natural es una ley, o si hay leyes de la evolución, ¿puede haber leyes sobre un acontecimiento contingente e histórico? Estas distinciones son útiles porque despeja de plano futuros   ataques a la evolución, que pasan por ser ataques al hecho evolutivo pero que en realidad lo son a  la teoría, o a la historia evolutiva.
             Otra confusión muy común, es la identificación entre La Teoría de la evolución y La Teoría de la selección natural, como si fueran lo mismo. Darwin no creó La Teoría de la evolución, esta ya había sido propuesta  en su época como una alternativa al fijismo, teoría que planteaba la inmovilidad de las especies que llegaron al mundo por creación separada. La selección natural es el mecanismo por el cual actúa la evolución, luego veremos que quizás no es el único. Pero durante la historia de la confección de La Teoría de la evolución se propusieron muchos mecanismos alternativos a la selección natural. El lamarckismo, la evolución por saltos o el monstruo prometedor de Goldschmidt, la evolución por ortogénesis, e incluso con los trabajos de Morgan, se propuso a la misma genética como motor principal de la evolución. Ninguno fue superior a la selección natural que tiene muchas pruebas a su favor.
            Los conceptos de adaptación y de resistencia tienen el mismo destino de confusión. Cuando en una consulta con el médico cuando éste le cambia el antibiótico, le ofrece como explicación lo siguiente:
“las bacterias se hicieron “resistentes” a los antibióticos”.
Sin embargo en la mente de las personas que no manejan el lenguaje técnico se crea una imagen más o menos así:
“las bacterias se hicieron resistentes porque se inmunizaron realizando ellas un cambio activo y de este modo ahora el antibiótico no tiene efecto”. En términos técnicos seria que los fenotipos desarrollan por hábito unos caracteres que los harían más aptos, caracteres que pueden pasar a su descendencia. Es decir, la mayoría de las personas en su concepción vulgar o de sentido común sobre la evolución son lamarckistas. Esto es así porque los términos: adaptación y resistencia, tienen en el lenguaje vulgar un sentido activo. Adaptarse significa hacer algo para lograr sobrevivir a un cambio. Como cuando hay inflación las personas reducen gastos o priorizan las compras, se los toma como una adaptación a la situación reinante. En este contexto cuando se enseña La Teoría de la evolución por selección natural, se debe hacer explícita esta problemática para despejar los posibles equívocos.

El azar y la teleología

            Entre los acólitos del creacionismo esta instalada la idea de que la selección natural es al azar. Es muy común la objeción que reza: “¿cómo un ojo puede surgir por azar?”. Y la verdad es que tienen razón, nunca por azar puede surgir un ojo, esto sería como esperar que aparezca armado y funcionando un Lamborghini Diablo luego del pasaje de un tornado por un desarmadero de chatarra. Es imposible que por azar se construya algo tan complejo como un ojo, ni ningún otro carácter adaptativo. La raíz del problema está en la confusión entre La Genética y La Selección natural. La variación genética, lo que Darwin llamaba descendencia con modificación, sí es al azar. La recombinación genética es aleatoria, no podemos estar seguros si un gen se transmitirá a la descendencia o no, siempre esta mediado por una probabilidad. Lo mismo con las mutaciones, la mayoría de las mutaciones son dañinas para el organismo futuro, sólo unas pocas pueden ofrecer una ventaja evolutiva. Por lo tanto, el azar actúa antes de la selección natural. Esta última es un proceso de acumulación de éxitos adaptativos. El ambiente selecciona y acumula la ventaja cada vez, con lo cual no se parte de cero nunca, salvo la primera vez, luego en adelante la ventaja siempre será seleccionada. Como la construcción de algo tan complejo no puede darse de golpe, la evolución logra el ojo al cabo de millones de años de lenta acumulación de ventajas adaptativas. No digo que efectivamente se halla dado de ese modo, porque hoy puede pensarse que la deriva genética, u otro mecanismo al azar puede adelantar enormemente el tiempo, pero aun no sucediendo esto, sólo se requiere tiempo para construir lentamente cualquier órgano complejo.
Por lo tanto la selección natural nunca es al azar, es lo contrario tiende a acumular éxitos cada vez. Mi explicación personal sobre la selección natural es esta: supongamos que existe un perro afecto al piano. El perro se sube y con sus patitas toca las teclas aleatoriamente. Si queremos que el pichicho toque la Quinta Sinfonía de Beethoven de una sola vez y al azar ¿Cuánto tiempo creen que le tomará hacerlo? ¿Mil años? ¿Un millón?, ¿un gúgol de años? Yo apuesto porque sea imposible que al azar toque un perro la Quinta de Beethoven. Este sería más o menos el escenario para la  construcción al azar de un ojo, si el ojo fuera al azar pues evidentemente nunca se hubiera formado y es igual que la imposibilidad del perro pianista en tocar la obra. Pero entonces modifiquemos algo. Pongamos en el piano un mecanismo que haga lo siguiente: cuando por puro azar el perro toque la primera nota de la Sinfonía en ese momento se graba en la memoria del piano y ya tenemos el principio de la obra. Comenzamos entonces ahora con este acierto del pichicho y lo mandamos a tocar de nuevo, cuando acierte con la segunda nota se graba, y comenzamos de nuevo, y así y así. Ahora con esta modificación ¿en cuánto tiempo creen que el perro tocará la obra de Beethoven hasta la última nota? Bueno el panorama cambio enormemente si bien es cierto que le tomara quizás millones de años pero pienso que en algún momento lo logrará. Ya que el perro no tiene que empezar siempre de cero, no, comienza ya con el éxito anterior acumulado. Del mismo modo se forma el ojo, nunca es al azar, el ojo nuestro complejísimo se formo en millones de años de lenta acumulación de éxitos evolutivos, éxitos que dieron en la tecla exacta y la música pudo tocarse eficientemente.
            Yendo al otro tema: la teleología, mucho se discutió sobre si la evolución tenía un telos, un fin, o no lo tenía. Hoy en día se sabe por diversas pruebas, que la evolución es ciega en su fin, no hay un propósito claro hacia donde diseñar las funciones adaptativas. Todo depende del ambiente en donde se produzca la selección. Utilizando la célebre metáfora de Dawkins la evolución actúa como un “blind watchmaker” (relojero ciego) diseña pero sin ver su diseño. Este descubrimiento tendría que borrar de un plumazo la idea de que los seres humanos son el fin de la evolución o de la vida, idea sin sustento, sobre todo porque nuestro tiempo en la tierra es solo de 100.000 años comparados con un insecto o una araña que tienen ya más 400.000.000 de años por aquí.
           
No hay pruebas de la evolución
           
            Si no tienen éxito en sus ataques recurren a la idea falsa de que no hay pruebas de la evolución salvo el registro fósil y que este es ambiguo, bien pues vamos a ver si verdaderamente no hay pruebas de la evolución.
                        De todas las teorías científicas, incluyendo las biológicas y psicológicas, la teoría de la evolución por selección natural es por lejos la más sospechada, hay una desconfianza que es motivada, en la mayoría de las veces por cuestiones religiosas, pero otras por desconocimiento. No sin razón Dennett llamó a la idea de la selección natural como “la peligrosa idea de Darwin” y es que a veces la incorporación a la ciencia de la evolución por selección natural amenaza a muchos dogmas religiosos y culturales arraigados desde siempre. Sin embargo, encuentro que entre los que aceptan la teoría, los aficionados y algunos intelectuales no biólogos que comparten su visión, se les hace sumamente complicado citar pruebas de la validez de la teoría de la evolución. Cosa que no sucede cuando se piden pruebas de las leyes de Newton o de las teorías químicas. ¿Por qué sucede esto? Hay un aura entre los aficionados a la teoría que implica la aceptación de su explicación sin ninguna duda, pero se sienten nerviosos ante el reclamo de pruebas, como si no hubieran pruebas irrefutables a su favor, bueno, esto es falso. Las pruebas son abrumadoras, y trataré de mostrar algunas, pero se pueden encontrar muchas más. Las pruebas que manejare son:
-el melanismo industrial sobre la bistón betularia
-la anemia falciforme y su relación con la malaria
-la selección artificial en especies domesticas de plantas y animales
-las homologías en los caracteres
-la resistencia a los antibióticos
-el registro fósil

El melanismo industrial sobre la bistón betularia

            Se pudo y se puede observar la evolución en acción muchas veces, pero hay un caso paradigmático que valida la teoría de un modo inapelable. A veces la evolución actúa rápidamente y no se necesitan millones de años para comprobar sus efectos. Ocurrió durante la revolución industrial en Inglaterra. En cercanías a las fabricas habitaba la polilla de la especie bistón betularia que se posaba en los abedules, sobre su corteza. Esta especie presentaba una variedad común moteada, que era blanca con puntos negros, y otra variedad menos frecuente negra, llamada carbonaria. Sin embargo, cuando las fábricas se hicieron comunes en las zonas por la revolución industrial, sus chimeneas escupían un humo negro que contaminaba la zona aledaña. Parte de este hollín se depositaba en la corteza de los arboles, ennegreciéndolo. Un nuevo ambiente estaba forjándose, la situación obligó a un cambio adaptativo en las polillas. Los científicos predijeron que en un tiempo adecuado, la variedad carbonaria sería la más numerosa, ya que ésta poseía la ventaja del mimetismo, y así seria seleccionada por el ambiente. Exactamente es lo que ocurrió, hubo un cambio en la reproducción diferencial. En este nuevo ambiente la variedad exitosa era la que siempre fue la minoritaria. La variedad negra carbonaria estaba siendo evitada por los pájaros que ahora veían a la moteada más claramente porque los abedules eran negros o grises, situación que favorecía el mimetismo de la polilla negra. Con lo cual demuestra que la mejor explicación posible es la evolutiva, ya que es bastante improbable que otros factores externos no observados pudieran influir en la eficacia biológica de la carbonaria.

La anemia falciforme y su relación con la malaria

            El otro ejemplo es un poco más difícil de entender pero termina siendo una impresionante prueba de la evolución en acción. Antes déjenme contarles de una película que vi hace poco que me servirá como ejemplo del ejemplo. En World War Z (Guerra Mundial Z) película de 2013 dirigida por Marc Forster, basada en un libro de igual nombre de Max Brooks. El protagonista (Brad Pitt) llega a la solución del problema al observar que la horda de infectados por un virus evitaba atacar a ciertas personas. La tesis era la siguiente: el infectado evitaba morder a ciertas personas porque su misión primaria consistía en propagar el virus, cosa que no lograría si inoculaba a alguien con una enfermedad terminal. Es decir, era un desperdicio de energía morder a gente enferma que no podría propagar y almacenar el virus. Para contrastar esta hipótesis, el protagonista se inocula él mismo una enfermedad mortal y a continuación realiza una caminata lo más tranquilo entre zombies sangrientos e hiperactivos. Si bien es ficción, me sirve porque tiene el germen de la explicación del ejemplo real: tener una enfermedad mortal en ciertos ambientes llenos de zombies es mejor que morir comido por ellos. Sin zombies era mejor estar sano, con zombies que propagan virus la situación cambia, hay un nuevo ambiente y ahora lo que antes era una desventaja de pronto es una característica que te permite sobrevivir por un tiempo más.
            Algo parecido sucedió y sucede hasta hoy en las regiones de África en donde  la malaria es endémica, allí pasa algo curioso con los portadores heterocigóticos de la anemia falciforme: son inmunes a la malaria.
 La anemia falciforme es una enfermedad genética que afecta a pocos individuos en el mundo. Cuando los portadores son homocigóticos para el gen desarrollan una anemia grave que produce la muerte en poco tiempo si no son tratados. Pero hay casos en que solo heredan un alelo defectuoso, y en ese caso una porción de las células son enfermas. La enfermedad lo que hace es deformar los hematíes que tienen una forma bicóncava y la transforma en una similar a una hoz, de este modo se estorban entre sí y no pueden trasportar el oxígeno adecuadamente. Los individuos heterocigóticos son portadores del gen pero solo desarrollan una leve anemia. Lo interesante del asunto es que esta condición genética no debiera ser adaptativa en un ambiente común, como lo son casi todos, por lo tanto el gen portador no se transmite masivamente. De allí que sea tan rara la aparición de la enfermedad en los humanos. Sin embargo en ciertas regiones de África, el número de los individuos heterocigóticos para el gen de la anemia era extraordinariamente elevado, mucho más de lo que se podría pensar por una casualidad. Los científicos comenzaron a pensar que estaban ante  una adaptación al ambiente, que el tener la anemia daba una ventaja adaptativa de alguna manera. La solución al enigma llegó cuando relacionaron  que en las mismas regiones en donde prosperaba la anemia, también lo hacia el mal de la malaria. Debía haber una conexión entre estas dos enfermedades, y así fue. La malaria es una enfermedad muy grave, tanto que causa más de 2 millones de muertes al año, la mayoría niños. El mosquito anófeles inocula un parasito del genero plasmodium que infectan a los glóbulos rojos y los rompen, produciendo serios daños a los órganos. El estudio encontró que el parasito de la malaria no podía infectar adecuadamente a los portadores de anemia porque tenían muchos glóbulos rojos deformados, de esta manera el parasito quedaba a merced de las defensas del organismo que lo eliminaban. Tal como en la película, tener anemia falciforme no es una ventaja pero en ciertos ambientes en donde la malaria es endémica, esta característica es seleccionada por el ambiente como una adaptación para el portador.

La selección artificial en especies domesticas de plantas y animales

            La siguiente prueba es indirecta pero pienso es una de las pruebas más fuertes a favor de la evolución. La evolución es la idea que afirma que las especies provienen de otras anteriores y que todo organismo tiene un único antecesor. Todos los individuos han sido modificados a partir de otros. El cambio es la principal idea por detrás si hay cambio o modificación entonces hay evolución.
La selección artificial es la tercera prueba, y puede definirse como la selección que realiza el ser humano eligiendo a ciertos fenotipos animales o vegetales que poseen una característica que se considera buena, para realizar una reproducción diferenciada. Por lo tanto la selección artificial se diferencia de la natural al tener una clara teleología como motivación principal. Sin embargo, es prueba de la evolución porque aunque se realiza bajo un claro interés, desde nutricional, medico, o incluso por diversión, no podría haberse realizado si no existiera en la naturaleza una posibilidad de producir cambios. El ser humano produjo sub-especies nuevas como canis lupus familiaris (el perro) a partir de lobos, seleccionando de la manada a aquellos menos agresivos y más tendientes a la sumisión. Esta selección se mantuvo siempre en la misma línea hasta que sus diferencias genéticas con el lobo fueron tan acentuadas que incluso les sirvió a los humanos como un defensa contra ellos. Al transformarse el perro a partir del lobo demuestra que existe la evolución en la naturaleza ya que podemos eliminar al ser humano y la misma natura puede provocar cambios, y de hecho lo estuvo haciendo y lo hará, por si sola aunque sin fin alguno. No solo se obtuvieron perros, sino caballos, ganado vacuno, caprino, porcino etc. Las frutas y verduras que hoy en día consumimos fueron seleccionadas y modificadas a gusto del humano. Los tomates hoy son dulces y jugosos, a partir de una verdura totalmente ácida y de muy mal sabor, las bananas son dulces, enormes y con esa forma característica porque nosotros la modelamos así. Se sorprenderían al ver cómo eran originalmente. En fin, no solo modificamos especies a nuestro gusto, sino también creamos nuevas especies que no existirían si no gustáramos de conservarlas. Cuando plante una rosa hibrida del té, o floribunda, recuerde que ellas solo existen porque a nosotros nos encantan sus colores y formas y fragancias, solo le damos vida y la hicimos existir para ser un presente que se da a una mujer hermosa en una cita.

Las homologías en los caracteres

            La siguiente prueba la constituyen las homologías de caracteres en dos especies distintas. Existe homología cuando los órganos o conjunto de ellos coinciden en sus formas por haber estado emparentado genéticamente. Hay muchos ejemplos de homologías como los huesos de los miembros anteriores entre especies con ancestros en común, compárese un mamífero, un reptil, un pájaro o un humano. Todos conservan la forma básica con modificación adaptativas. Pero ¿y porque sucede esto? Porque hay evolución, porque tienen un ancestro común.

La resistencia a los antibióticos

            La resistencia a los antibióticos constituye una prueba rápida y observable en nuestra vida sobre la validez de La Teoría de la evolución por selección natural. Aunque alguno podría objetar que en el cuerpo humano los antibióticos son más bien una agregado extraño y artificial, pero desde el punto de vista de las bacterias, para ellas el ambiente, su medio ambiente es el cuerpo humano, y la aparición del antibiótico es similar a la introducción de un meteorito, o de una explosión de un volcán, constituye un nuevo situación en donde la evolución vuelve a ponerse en marcha. Supongo que todos saben cómo se produce la resistencia de las bacterias ante un agente dañino para ellos como un antibiótico, solo diré que la velocidad con la cual las cepas bacterianas se renuevan en un regalo para los científicos, como un laboratorio natural inmejorable.

El registro fósil

            Dejé al final la que creo es la mejor prueba de la evolución: el registro fósil. Hay tantas piezas fósiles con animales intermedios entre dos especies, que quien investigue un poco no podrá llegar a ninguna otra conclusión que fue por evolución la vida en la tierra. Sin embargo, quiero ocuparme de un error muy común que hoy en día ya es un mito: el eslabón perdido. Hasta hace un tiempo seguían repitiendo que debían encontrar lo que se denomina el “eslabón perdido” entre un homínido no humano y un homínido humano. Bien, esto es un mito, no existe tal cosa como un eslabón perdido, simplemente porque esa idea surge de una mala comprensión de la evolución y sobre el registro fósil. Si bien es cierto que la evolución plantea que todos las especies actuales y las extintas tienen un único antecesor común, y que por lo tanto hay formas intermedias interespecies, no es cierto que haya toda una variedad casi infinita de intermediarios, ya que a veces se da un pequeño salto evolutivo que rompe la gradualidad. Si el colmillo del tigre dientes de sable pasó de 5 cm a 18 cm, no significa que vayamos a encontrar 13 fósiles distintos con un centímetro de diferencia, ¿y porque detenernos allí?, también podríamos buscar las formas intermedias entre cm y cm, 26 fósiles nuevos, y podríamos seguir hasta el infinito, cual Zenón moderno. No hay tal cosa como eslabones perdidos, la naturaleza no se adapta a nuestras necesidades, además puede darse la situación de que incluso habiendo más intermediarios no se hubieran fosilizados, por lo tanto nunca lo encontraríamos. Los huecos en el registro no prueban nada.
En fin, creo que podemos citar muchas más pruebas pero lo dejaremos aquí.


Humanismo secular y misantropía

   Debido a los fuertes azotes que la humanidad se da a sí misma,  así como el daño que provoca al resto de las especies animales y los flagelos que acomete a su propio planeta, es común encontrar personas que cayeron, y con razones, en la misantropía (como sabemos, la misantropía es la actitud de desprecio hacia la humanidad).
Muchos misántropos, me atrevería a decir que la mayoría, adoptan dicha actitud al observar una especie que se auto-mutila y mutila al resto, que se autodestruye y destruye lo que se interponga en su paso, que lleva la violencia y el egoísmo como estandarte. Y realmente, a veces dicha postura parece algo entendible. Hay en ésta claros problemas de carácter filosófico que merece la pena analizar.
Los misántropos desprecian  tanto la humanidad que tortura animales, mata niños de hambre y provoca guerras como la humanidad que crea hermosas obras de arte, se preocupa por el bienestar y busca el desarrollo -aunque dicho sector sea lamentablemente escaso-. En definitiva, en la humanidad hay tanto por odiar, como por defender. Esto suele ser ignorado por los misántropos que generalmente adoptan una posición pesimista, afirmando que la humanidad está perdida y que no vale la pena hacer algo por ella, o, en los casos más extremos, que merece ser exterminada.
Es un error creer que toda postura misántropa es igual y por eso es difícil hablar de ella, por lo tanto clasificaremos dos diferentes tipos de misantropía. La misantropía fuerte y la misantropía débil. Definiré la misantropía débil como el desprecio a la humanidad basada en centrarse en los aspectos realmente odiables de la misma. Dicha misantropía no suele ir mucho más allá de la opinión; “la humanidad es algo malo” (aunque esto claramente puede derivar en acciones). En cambio, la misantropía fuerte pasa a ser patológica, llevando al intento de destruir o dañar la misma, por ejemplo con asesinatos en masa. Daremos más importancia a la primera que, por suerte, es más popular que la otra.
Del otro lado de la misantropía tenemos al humanismo, o humanismo secular. Según el humanismo el bienestar humano es importante, y según el humanismo  secular la humanidad misma debe hacerse cargo de sus problemas (y no dioses ni mesías) y resolverlos para encaminarse al progreso, el bienestar y el conocimiento, entre otras cosas (más adelante definiremos de manera más convincente este sistema filosófico). Lo que para la misantropía está perdido, para el humanismo no tanto. Si una adopta una actitud pesimista hacia el estado y el rumbo de la especie humana, la otra adopta una postura realista al no ignorar los problemas realmente graves que aqueja ni las posibilidades que esta tiene de superarlos… para ésta última, intentar superarlos vale la pena.
Muchos misántropos se sostienen en su postura en una especie de paradójico roce a la cosmovisión del humanismo. Es decir, su odio hacia la humanidad se debe al ver que ella misma se destruye. Les importó la humanidad y su desarrollo, pero al verla estancada y en guerra con ella misma, la frustración los lleva a odiarla. Es común ver y entender esta actitud en los frustrados y en los pesimistas, de hecho, ¿Quién no sintió lo mismo alguna vez? Esta forma de misantropía débil y humanismo frustrado es asombrosamente general, y en este momento un problema relevante. Las personas desde hace mucho, están perdiendo las esperanzas.  Un ejemplo es el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria, de origen estadounidense. Dicho movimiento alega que la humanidad ya causo mucho daño y que merece extinguirse voluntariamente evitando a rajatabla la reproducción de la especie.
Detrás de esto, hay otras posturas estrechamente vinculadas; el individualismo y el altruismo. Los que ya no tienen esperanzas ni voluntad para con la especie, suelen recurrir al individualismo, y los que se preocupan por ella, los humanistas, al altruismo.
Al igual que con la misantropía, hay varios tipos de individualismo. Para sintetizar, optaremos por clasificarlos como anteriormente, el individualismo débil y el fuerte. El individualismo débil destaca la obvia importancia del desarrollo de la personalidad individual, defendido por ejemplo por Oscar Wilde y Emma Goldman. Este individualismo es totalmente positivo y necesario. Al otro lado tenemos el individualismo fuerte, sostenido por ejemplo por los economistas de la escuela Austriaca, Max Stirner  y Ayn Rand. Este individualismo (que es al que nos referiremos más adelante) es una especie de solipsismo que promueve el egoísmo llevado al extremo, es absolutamente nocivo al desarrollo humano y está vinculado con algunas tendencias misántropas, posiciona a uno mismo por encima de los demás en todo sentido y lleva al malestar social. Una sociedad de laissez faire no es una sociedad, es una antisociedad. Totalmente contraria a la ética del humanismo, el egoísmo extremo es un cáncer social. Sin embargo vale aclarar que no todos los misántropos son individualistas fuertes, muchos desprecian a la humanidad al ver que está sumergida en el egoísmo extremo.
El altruismo es la posición que lleva a la humanidad  a la solidaridad, el desarrollo, la igualdad, la libertad, la cooperación y el bienestar de la misma. Fue duramente criticada, tanto por los economistas del capitalismo salvaje, como defendido por la ideología socialista –incluido el anarquismo clásico- y los filósofos humanistas. Esto no quiere decir que todo el egoísmo sea malo, se necesita ser tanto egoísta en algunos aspectos como altruista en otros, el problema es cuando el egoísmo se exagera y el altruismo se menosprecia.  Incluso son falsas tanto la visión de que solo existe individuos y no sociedades (individualismo ontológico)  como la que solo importan las sociedades en su totalidad (holismo), tanto los individuos como los sistemas sociales existen, y para que estos segundos funcionen correctamente se necesita tanto del egoísmo moderado como del altruismo inteligente y completo. Éste va mucho más allá que dar míseras limosnas a algunos necesitados y sentir simpatía por el sufrimiento, el altruismo inteligente y completo debería ser lo que nos mueva a construir una sociedad donde la miseria sea imposible y a sentir simpatía no solo por el sufrimiento sino también por la alegría, la felicidad, la salud y la belleza, cosa que es mucho más difícil.  
 

El humanismo secular

(Para ver una definición similar y en la que me basé, ver Bunge 2001 “Crisis y reconstrucción de la filosofía cp 1)


Parte del humanismo, y que merece destacarse es el humanismo secular. Básicamente es una versión más desarrollada y consistente del humanismo. Según el humanismo básico el ser humano es importante y debe desarrollarse. Pero el humanismo secular va más allá, es positivo en algunos aspectos (en el sentido que defiende ciertas cosas) y negativos en otros (niega otras). Por ejemplo niega que existan entes paranormales y sobrenaturales como dioses, por lo que el ser humano debe hacerse cargo del ser humano. El humanismo secular se basa en consignas de la Ilustración y el Iluminismo: laicismo,  racionalismo, igualdad, fraternidad, libertad, progresismo, bienestar y desarrollo de la humanidad por encima de todo. El humanismo secular es necesariamente ateo, aunque compatible (al igual que el escepticismo científico) con el panteísmo, o el teísmo de Spinoza -que no es más que ateísmo disfrazado, ya que estos “teísmos” no corresponden con la definición más extendida de dioses (no son personales ni inmateriales). Y también, claro, con ciertos tipos de agnosticismos. El humanismo religioso no es en verdad completamente humanista, aun comete el error supersticioso y primitivo de priorizar entes sobrenaturales sin evidencias sobre seres humanos,  y en el caso de creer que los seres humanos deben ser sumisos siervos de dichos entes ficticios, no es humanismo en absoluto. 
El humanismo secular es un sistema filosófico. Puesto en lista, estas son algunas características:
1-Cosmológica u Ontológica: No existen dioses ni otros entes sobrenaturales, tampoco el alma, mundos de espíritus, cielos paradisiacos o infiernos. El mundo es material (materialismo científico),  y es el único real, existe independiente de nosotros y lo que nosotros pensemos. Tampoco existen Mundos de las Ideas o ideas fuera de cerebros como propone algunas formas de idealismo. El humanismo también es sistémico (ontología que entiende a todo como un sistema o parte de un sistema) al reconocer que la humanidad es un sistema, por lo tanto para que esta progrese se necesitan cambios integrales y soluciones sistémicas. El mismo humanismo secular es un sistema, un sistema filosófico, que intenta abarcar cada aspecto de lo humano.
   Es importante aclarar que cuando hablamos de materialismo no estamos ignorando la existencia de lo que no es material en el sentido vulgar de la palabra (ósea tangible o visible). Por ejemplo, un materialista obviamente admite la existencia del electromagnetismo y otro tipo de energías medibles y comprobables -de alguna forma-, pero no de las energías místicas no medibles ni comprobables como el aura o los chakras. Y claramente acepta la existencia del amor, la tristeza y otras sensaciones que no son “materiales” en el sentido vulgar, claramente para un materialista las emociones y los sentimientos existen pero dentro de un cerebro, un cerebro material. Un materialista creería en lo que posee evidencias.  También es importante aclarar que no hay que confundir materialismo ontológico con materialismo histórico marxista, ni menos con el consumismo.
 Toda la cosmovisión del humanismo secular es compartida por la ciencia y el escepticismo racional.

2- Antropológica: Los individuos son tanto diferentes entre sí, como iguales. No hay raza o sexo superior, no hay superhombres, no hay autoridades supremas que deban obedecerse ciegamente, no hay grupo de personas que merezcan privilegios injustos ni que merezcan más que los demás injustamente. Actitudes que intentan generar una creencia de superioridad arbitraria a cierto grupo de personas, como el nacionalismo o las sectas son totalmente falsas y nocivas.
Una máxima del humanismo es que “la igualdad nos hará libres”. Esto no quiere decir que todos los humanos deban ser iguales en el sentido de que el desarrollo personalidad individual no exista, cada uno es igual a su prójimo en algunos aspectos fundamentales (como que todos somos humanos y buscamos nuestro bienestar) y diferente en otros.

3- Axiológica y ética: (Es importante desarrollar ampliamente este punto). Hay valores transculturalmente u objetivamente positivos que deben realizarse y defenderse; como la objetividad misma, la solidaridad, la verdad, la libertad, la igualdad, la honestidad, la justicia, la paz, el conocimiento, el bienestar general,  etc. En cuanto a la tolerancia; el humanista secular es tolerante en algunos aspectos como intolerante en otros, no todo merece tolerancia. Por ejemplo; el machismo, el racismo y la homofobia no son dignos de tolerancia, como si lo son la orientación sexual, los gustos personales que no comprometen al prójimo, etc. (esto no justifica que esté bien golpear homofóbicos o racistas ni nada parecido).
El relativismo axiológico y moral es nocivo y antihumanista, así como también el absolutismo axiológico que ignora valores subjetivos o locales. La objetividad axiológica y ética es cuestión de grados, nunca una norma o un valor puede ser totalmente objetivo, por ejemplo, porque no existen por sí mismos.  Pero eso no quiere decir que no puedan objetivarse de alguna forma, tomemos como ejemplo el frio. El frio es en gran parte subjetivo, en una sala algunas personas tienen más frio que otras, pero ninguna sobrevivirá (sin importar la cultura o lo que crea) al frio hostil de la Antártida sin un debido equipamiento, como ser ropa de invierno. Del mismo modo la objetividad de la axiología y la ética, hay normas que no son dignas de objetivarse y que son subjetivas, como los modales en la mesa, y otros que si, como el trato a la mujer en las diferentes culturas, así como hay temperaturas subjetivas y objetivas para las personas.
En el aspecto ético destacaremos dos principios fundamentales; a) Tratar de vivir bien y disfrutar la vida así como ayudar a los demás a estar bien y disfrutar la vida. b) Todo aquello que contribuya al bienestar de un individuo sin poner en riesgo los derechos básicos de otro es bueno o correcto. (Principios del Agatonismo).
La moral no depende de deidades. La ética debe ser regulada y dirigida por los humanos, es tan artificial como el Derecho. Las personas deberán encarar los problemas morales desde ella, es decir, desde las herramientas formales de la filosofía, y en lo posible con ayuda de la ciencia (sobre todo la ciencia social). Intentando encaminar así el análisis de la moral objetivamente, de modo que se hagan juicios morales dependiendo de lo que beneficia o no, de lo que demostró conducir al progreso o no, sosteniéndolos mediante la argumentación solida proveniente de la reflexión racional, los datos empíricos y el estudio del caso.  Una ética humanista tiene como objetivo el progreso de la humanidad. Esto quiere decir buscar su bienestar general promoviendo acciones como ayudar al prójimo, producir para los demás, pensar en los demás, ayudar a ser felices a los demás, ser tanto egoísta como altruista, etc. ya que demostraron ser eficaces para alcanzar dicho objetivo.
La ética del humanismo secular debe reconocer la existencia de derechos y deberes. Por ejemplo, si se encuentra una persona accidentada en la calle es nuestro deber como humanos ayudarlo. En cuanto a los derechos: es un derecho primario de todos el privilegio de acceder a una educación primaria, secundaria y universitaria pública, laica y gratuita. También es un derecho primario una atención médica pública y gratuita.  Todos tenemos los mismos derechos y deberes básicos, así como tenemos (o deberíamos tener) igualdad ante la ley –con algunas excepciones como el caso de alegato de demencia.
No existen valores morales ni axiológicos objetivos en sí mismos, para objetivarlos hay que utilizar como referencia un objetivo (como fines, principios o axiomas), en el caso del humanismo secular, el objetivo (objetivo como fin, no objetivo como opuesto a subjetivo) es el progreso, la felicidad y el bienestar entre otros aquí aclarados, a partir de ahí se puede deducir aproximadamente que es objetiva o transculturalmente bueno o malo, respecto a los objetivos expuestos. Por ejemplo, asesinar personas al azar, la pena de muerte o el sexismo es objetivamente negativo (malo) porque contribuye al sufrimiento de la humanidad y eso es absolutamente demostrable (sin importar la cultura que sea).
El hecho de matar es “malo” porque choca contra un  principio ético importante del humanismo que es que “la vida de un individuo le pertenece solo a éste” cosa que es un derecho inalienable, como es un deber social proteger la vida de los demás. Este principio también nos dice que la pena de muerte es moralmente inaceptable, además de que las evidencias empíricas la indican como ineficaz y demuestran que se llevó muchas vidas de inocentes (y lo mismo va para los linchamientos que terminan en asesinatos). Ya Tomás Moro -semihumanista del Renacimiento y pionero del protosocialismo- nos advertía de esto, aunque solía recurrir a argumentos religiosos, cosa totalmente entendible teniendo en cuenta la época. Él sabía que la delincuencia es engendrada por la misma sociedad que promueve y perpetúa la desigualdad. Hoy también sabemos que muchos asesinos, como otros delincuentes son víctimas de enfermedades mentales y que los factores socioculturales y socioeconómicos no son los únicos que influyen. Este conocimiento que se nos fue dado gracias a la ciencia nos ayuda a comprender más a fondo tanto éste problema moral como muchos otros, y nos permite entender de manera más profunda que la pena de muerte es injusta, que la sociedad está recurriendo a matarse a modo de esconder los problemas sociales “debajo del tapete”: tanto los correspondientes a la desigualdad, que es de los principales factores que enferman y llevan a la delincuencia; como los correspondientes a la carencia de atención psiquiátrica pública y de calidad que permita contener y ayudar a mejorar a los que padecen enfermedades mentales como la sociopatía (que suele llevar a comportamientos aberrantes contra el prójimo). “Que se corten de raíz los males es mejor que dejarlos crecer para después castigarlos”, escribía Moro.
Volviendo al primer ejemplo, un caso muy similar al hecho de matar personas al azar es el acto abominable de la guerra, la guerra es lo peor que puede emprender el ser humano y debe ser repudiado en todas sus formas por cualquiera que se pretenda humanista.  Se puede decir que la guerra es objetivamente mala porque además de que involucra la muerte de personas, que trae sufrimiento, o sea malestar,  produce un terrible derroche de recursos que podrían contribuir a la riqueza y al progreso de la humanidad, y no a su destrucción. Creo que en la actualidad está suficientemente claro por qué la guerra es la mayor forma de imbecilidad como para dar más explicaciones. No hay acto más horrible e injustificado. Ningún humanista secular propiamente dicho puede ser capaz de alistarse en el ejército, el militarismo es la mayor traición a la inteligencia humana.  El ejército es una institución que el humanismo debe desmantelar.
También se deduce que el tercer ejemplo es objetivamente incorrecto e inmoral por el principio antropológico del humanismo que destaca que no hay sexos inferiores ni superiores, lo que echa por tierra todas las actitudes sexistas, junto con el principio que promueve el bienestar general (o sea, de ambos sexos) y repudia el maltrato y la discriminación.
No todos los juicios morales se pueden objetivar, pero algunos sí y eso destaca el humanismo, por ejemplo, promover o perpetrar la desigualdad social o socioeconómica es objetivamente malo, porque al igual de condiciones sociales positivas para todos hay menos sufrimiento, menos violencia y mayor cantidad de personas que pueden colaborar al progreso de la humanidad. Si no hay pobreza extrema, desnutrición, gente que es arrastrada a la delincuencia, adicciones patológicas causadas por la miseria ni gente esclavizada por trabajos que no benefician a la sociedad, mayor cantidad de personas pueden colaborar en que la sociedad progrese mediante el arte, la ciencia, la filosofía, las técnicas, etc. Mientras menos miseria, más artistas y científicos, mas ingenieros, nobles profesores y médicos. Así como también más gente que pueda tener trabajos que hacen bienes sociales, como un electricista, un psicólogo, un hábil albañil o un deportista admirable e inspirador. La desnutrición y la miseria demostraron paralizar la capacidad de trabajar de forma rentable y productiva. Mientras haya menos ayuda social y más desigualdad socioeconómica, pobreza y desnutrición, habrá menos personas que puedan contribuir a la sociedad mediante el trabajo, esto es lo que demostró el historiador económico Robert Fogel.
Ya que sin desigualdad la sociedad progresa y se beneficia, el humanismo tiene razones racionales para considerar a la desigualdad social objetivamente mala. Sin embargo, la igualdad seria negativa si significa que todos sean igualmente pobres y oprimidos, con igualdad nos referimos a que todos puedan vivir bien, que las riquezas puedan ser distribuidas de forma que no exista la miseria, no de forma que la miseria sea algo general.
También necesario suprimir el dolor y el sufrimiento tanto de los humanos como de los animales, incluir a los animales en los juicios morales es racional, mientras que maltratarlos innecesariamente es inmoral y arbitrario. El maltrato animal además de perjudicar al maltratado perjudica al hombre, puesto que lo desensibiliza y genera daño a las personas sensibles que los rodean. El humanismo secular no es especista, en el sentido que desprecia otras especies, es humanista luchar por una ética que abarque a los animales (no humanos) porque hace a las personas avanzar moralmente. Desaparecer el dolor animal y cultivar la empatía es parte del progreso humano. Desde ya sabemos objetivamente que el dolor existe y hasta es medible, como también sabemos que es indeseable para todos y que su presencia innecesaria no concuerda con nuestros objetivos, por lo tanto, se puede deducir que causar dolor merece ser evitado y en la mayoría de los casos se merece el calificativo moral de “malo”. (La biología se encargó –metafóricamente hablando-  de proveernos de una herramienta o base moral esencial, la empatía).
Con respecto a la ética ambiental, el humano posee este único planeta para vivir, por lo tanto es totalmente obligatorio que cuidemos el medioambiente.  Dañar el medioambiente es dañar la toda la vida en si,  por lo tanto es negativo y merece ser evitado, así como cuidarlo es positivo y necesario. Negar hechos científicos como el calentamiento global antropogénico además de pseudocientífico es antihumanista, ya que defender los intereses de capitalistas salvajes y no los del bienestar  general es abominable. (Los “estudios” en los que se basan los negacionistas del cambio climático son financiados por corporaciones que se interesan en explotar recursos sin la intervención estatal para el cuidado del medioambiente, esto explica porque los liberal-libertarios y anarcocapitalistas apoyan el negacionismo).
Es importante para una ética ambiental humanista el control consciente de la natalidad, el planeta tierra esta peligrosamente sobrepoblado de humanos y es necesario que se tomen medidas, y obviamente no me refiero a medidas eugenesistas como creerán algunos conspiranoicos. La reproducción inconsciente promovida por la moral católica pone en grave peligro el curso de la humanidad, recordemos que los recursos de nuestro planeta son delicadamente finitos. (El Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria no está del todo equivocado).
Así se deduce que para el humanismo secular el relativismo o nihilismo moral es insostenible. Por ejemplo, para un relativista moral está bien que musulmanes apedreen o castren mujeres, cosa que a un humanista le daría asco, por el hecho de que ser de otra cultura no justifica el maltrato ni el sufrimiento humano.
Todo esto no quiere decir que para ser un humanista secular uno deba ser el mejor ejemplo de persona y obrar de forma que estos sean mandamientos divinos que uno deba reproducir mecánicamente. Es simplemente una postura y una base coherente de donde encarar los problemas morales, cosa que no puede evitar plantearse ningún ser pensante. La moral es algo imprescindible para la vida en sociedad.  La ética del humanismo secular puede no ser perfecta, pero es ciento de veces mejor que alternativas como el intuicionismo, el sentimentalismo o  la religiosa de basar la moral en un libro escrito hace milenios por gente bruta, bárbara y primitiva; creyendo que tiene un sustento en un supuesto ser omnipotente del que no hay ninguna evidencia. De hecho, los que evalúan la moralidad de sus acciones teniendo como único criterio escrituras sagradas (como el apologista cristiano William Lane Craig), no son seres morales, son una especie de robot que funciona a programación; ridículos, inmorales e irracionales. Tampoco la alternativa de basar la moral en las leyes es válida, que algo sea ilegal no quiere decir que necesariamente sea inmoral, tampoco todo lo que es legal debe de estar “bien”, en todos los países siempre existieron leyes injustas. El Derecho debe basarse en la ética, no a la inversa.

4- Gnoseológica: es importante y posible conocer la verdad objetiva acerca del mundo y de nosotros. Para ello la razón, el escepticismo racional, la experiencia, la filosofía analítica, la crítica y sobre todo la ciencia  son esenciales.
Una forma de misantropía débil, por lo tanto contrario al humanismo secular, es el oscurantismo, presente en el ocultismo u otras pseudofilosofias (como la masonería), que propone que hay conocimientos que solo deben ser rebelados a “unos pocos”, a una elite, a una minoría o a unos iniciados. Esto es despreciable, porque no solo estos “conocimientos” suelen ser en su mayoría falsos, sino porque el conocimiento como totalidad debe ser accesible a todos y no tiene por qué formar herméticas elites de ningún tipo. Es característico de la misantropía despreciar, subestimar y subvalorar a la humanidad, como decir que no “merece” ciertos conocimientos. El humanismo deberá así despreciar al oscurantismo y abrazar la accesibilidad de todo conocimiento.
También los humanistas seculares deben comprender todo el daño que causa todo tipo de dogmatismo y hacer lo posible por erradicarlo.
Esto debe dar a entender que para el humanismo secular el escepticismo radical y el relativismo gnoseológico posmoderno son falsos y nocivos como lo es el pensamiento mágico en general.

5- Religiosa: Un humanista secular debe tener en cuenta que las religiones son negativas para la sociedad así como las supersticiones, la pseudofilosofía, la pseudociencia, las falsas conspiraciones, los mitos, las mentiras y las sectas. La religión es la peor forma de irracionalismo, de pensamiento mágico, de dogmatismo, de conservadurismo y de estupidez. Es un atentado a la inteligencia y al librepensamiento. Inherente a una ontología idealista, una gnoseología mística y anticientífica (la creencia en que la ciencia y la religión se “complementan” o incluso que pueden convivir es totalmente falsa), una ética monstruosa y primitiva, una visión existencial fantasiosa y egoísta, y una visión antropológica que posiciona a sus practicantes por encima de las demás personas, la religión es la total antítesis del humanismo secular, es además… su enemiga.  El humanista secular debería atacar a las religiones mediante la crítica y los medios intelectuales.
Sin embargo la libertad de culto debe estar permitida, pero hasta cierto punto. No deben prohibirse ni perseguirse religiones o cultos de forma violenta como lo hizo la Iglesia Católica, aunque si deben prohibirse y desmantelarse las sectas extremistas y peligrosas que aíslan y corrompen personas. Tampoco se debe discriminar por creencias, pero sí tiene que existir total libertad para blasfemar. Las personas se respetan, pero no sus ideas o creencias. El Estado debe ser totalmente laico y no debe involucrarse ninguna creencia o deidad en los problemas humanos, solo los humanos se harán cargo de los humanos.
Ser ateo no es ser humanista: un religioso puede ser medianamente humanista (aunque no humanista secular), así como un ateo puede ser antisocial. Por ejemplo, Nietzsche era ateo, pero no era humanista secular, ya que es un exponente de la contra-ilustración y pionero de la corriente posmoderna.

6- Existencial: Como dijimos, el humanismo secular no reconoce quimeras de mundos ni vidas ultraterrenales. Un humanista encara su existencia de modo realista, es decir, este mundo es el único existente, somos primates por lo tanto somos animales y no existe el alma ni nada inmaterial o trascendental que nos componga, vivimos una única vida para disfrutar y la vida humana en si misma carece de sentido pre-establecido. Esto no quiere decir que debamos vivir de forma pesimista alegando que nada tiene valor en la vida. El humano debe darle un propósito a su vida sin creer que la vida posea en sí misma un sentido u objetivo establecido, cosa que sería caer en un pensamiento teleológico religioso (solo algún tipo de deidad seria capaz de configurar nuestra existencia de modo que tenga un sentido u objetivo y poneros allí a cumplirlo).  El vacío de un sentido  frente a la existencia es una de las principales 
razones por la cual los humanos crearon las religiones, a la humanidad siempre le costó entender que son causa del azar y que su vida no tiene sentido objetivo. Un humanista se auto-propone “sentidos” (más bien objetivos) de vida útiles a la humanidad, como vivir para aportar al progreso humano, vivir para ser personas creativas que aporten a la cultura, vivir para ayudar al resto, etc. mientras se busca su propia felicidad, su propio goce, la realización de sus placeres y de su propia personalidad.
Proponerse “vivir” siendo "bueno" para morir e ir al cielo es algo totalmente egoísta, inmoral y estúpido; como también es estúpido no hacer lo posible por disfrutar de la única vida que tenemos, o intentar disfrutarla mediante el amontonamiento de bienes materiales.

7-Politica: Democracia, igualdad, progresismo, laicismo, y libertad. La gente debe ser culta para que la sociedad funcione en democracia, al menos, culta sobre cuestiones sociales. El humanismo tiene el deber de promover la educación pública, gratuita y de calidad, para que así la democracia pueda funcionar.  Me atrevería a decir que el socialismo es la base política y económica del humanismo secular, así como la base del socialismo es el humanismo. Pero para que el socialismo funcione, no debe ser ni autoritario ni fruto de una revolución improvisada. El auténtico socialismo jamás existió, y solo podrá existir cuando el humanismo secular sea algo general. Ningún despotismo, tanto de gobernantes como de corporaciones privadas, regirá sobre una sociedad humanista.
En cuanto a la libertad, el humanismo secular reconoce (como lo hizo Bakunin) que la libertad no puede ser realizada más que en sociedad y en la más estrecha igualdad: “no soy verdaderamente libre más que cuando  todos los seres humanos que me rodean son igualmente libres”. Algunos de los valores principales del humanismo secular son los de la Ilustración, “igualdad, fraternidad y libertad”. Estos deben entenderse como las tres puntas de un triángulo, donde cada uno no puede realizarse plenamente sin el otro. Un humanista es un fanático de la libertad, y por ello, debe reconocer las imposturas de la libertad, como la visión que entiende por libertad únicamente a la libertad de comercio. Esta visión de los llamados “libertarianos” nada tiene que ver con la libertad como la entienden los humanistas seculares.

8- Tecnológica: La ética del humanismo secular también es un modo de guiarnos para con la técnica y la tecnología de modo que estas sean utilizadas para provecho y desarrollo de la humanidad. Por ejemplo, nos permite tener un base a la hora de analizar los problemas y las consecuencias  que conllevan la creación o uso de artefactos, tecnologías y técnicas, como las bombas de hidrogeno, el Internet, los alimentos transgénicos, el Derecho, la política, etc.  Aunque algunos artefactos como las bombas de hidrogeno presentan conclusiones claras, como que definitivamente no deberían existir, otras técnicas u tecnologías poseen problemas éticos más ambivalentes o complejos donde el humanismo como base nos puede generar un panorama más claro.  En cuanto al Derecho, tal vez nos haga pensar que éste deba empezar a basarse más sobre las cuestiones éticas y científicas bien fundamentadas y menos en convenciones, tradiciones y costumbres.
No son propias de la visión humanista secular los planteos retrógrados del ludismo moderno común en los movimientos místicos newage o la filosofía heideggeriana; es un hecho innegable que la tecnología mejora la condición humana, aunque esta necesita de conocimientos científicos, racionalidad y una consistente ética que la guie en su uso. Tanto sin tecnología como sin ciencia el progreso humano se desmorona, y hasta la especie misma, por ejemplo: sin la biotecnología  y la agrotecnología actual ponemos en riesgo la salud y la vida de casi toda la población mundial.  Además la tecnología, como ser la robótica, libera al hombre de la esclavitud aún vigente, que es la esclavitud asalariada del trabajo forzoso, repetitivo, degradante y autómata que puede ser reemplazado por ésta, dejando así al hombre su vida para desarrollarse en lo que  mejor ofrece su condición, como el arte, la filosofía, la ciencia, el deporte, etc.

9-
Filosófica: La racionalidad siempre será valorada así como la experiencia y el rigor (racioempirismo). Un humanista irracionalista no podrá sostenerse con firmeza en su postura.
Como ya describimos en los puntos anteriores, el humanismo secular posee también una ontología materialista (o naturalista) y también sistémica, una gnoseología realista-crítica, cientificista y escéptica, una ética particular que la distingue de, por ejemplo, el intuicionismo o el sentimentalismo, una filosofía política liberal y progresista, etc. Es un completo sistema filosófico consistente y en total concordancia con la filosofía de la ciencia actual.
Desde el humanismo secular es necesario el emprendimiento de una la cruzada intelectual contra el posmodernismo, ya que dicho movimiento filosófico atenta contra todo lo que promueve el humanismo secular: la ciencia, la objetividad, la razón, etc. El posmodernismo no es más que una impostura intelectual antihumanista, fértil solo dentro del pensamiento mágico, que se puso de moda entre los snobs a quienes les resulta más cómodo y fácil criticar la ciencia que entenderla.

(Estos son solo algunas características del humanismo secular esbozadas de forma sintética. No todos los humanistas seculares van a estar de acuerdo en todos estos puntos ni van a darle igual valor, el humanismo no es una secta).


El humanismo secular se fue construyendo de a poco a lo largo de la historia, teniendo un comienzo en la filosofía de Grecia e India clásica, como en la china de Confucio, una gran pausa durante la Edad Media, un despertar en el Renacimiento y un auge en los periodos de la Ilustración y en el desarrollo de la ideología socialista en el siglo XIX –incluyendo el anarquismo-. Aunque como sistema filosófico conciso es relativamente nuevo. Entre los grandes humanistas seculares podemos encontrar notables personas como Carl Sagan, Mario Bunge, Mijael Bakunin,  Albert Einstein, Bertrand Russell e Isaac Asimov.

Mi intención principal en este ensayo es demostrar que la postura humanista tiene mucho más que ofrecer que la misantropía. No ofrezco como alternativa a su antónimo;  la filantropía, porque no creo que se pueda pretender que alguien ame -propiamente dicho- a toda la humanidad (que incluiría amar violadores y asesinos). El humanismo secular no propone amar a todos los humanos, a todo el género humano y a todo lo que la humanidad respecta; pero si propone un sustento teórico o sistema filosófico sobre el cual pretende construir progreso y bienestar, es más racional que sentimental o romántico.

Mientras que la misantropía conlleva un sesgo pesimista por lo general, el humanismo es realista y propone mejorar por parte de nosotros mismos. Mientras que la misantropía es inútil y pasiva, el humanismo es activo y útil, ya que si hay razones para odiar a la humanidad y existen los medios para poder combatir dichas razones, es mejor tomar una postura que intente abolir los males que nos aquejan. Si la misantropía pregunta ¿Qué importa el bienestar de la humanidad? El humanismo responde; el bienestar de la humanidad importa porque los humanos tenemos una única vida para disfrutarla y vale la pena luchar para ello. Mientras que la misantropía conlleva a posturas antisociales y nocivas como el extremo individualismo, el humanismo conlleva a la cooperación y a un altruismo inteligente para sacarnos del pozo en que nosotros mismos nos metimos, sin ignorar la importancia del desarrollo de la personalidad individual. Mientras una es estéril y   destructiva, la otra fértil y constructiva. Invito a la misantropía a tomar acción sobre los aspectos detestables de nuestra especie, y a mirar en el humanismo un yacimiento de donde extraer lo necesario para la mejora de nosotros mismos. Solo los humanos podemos salvar a los humanos.

Nota: no debe confundirse la misantropía con la introversión, la timidez, el trastorno antisocial de personalidad o el disgusto por estar entre multitudes o por los gustos populares. La misantropía, como la he definido, es el desprecio por la humanidad. Los pensamientos de la Derecha suelen ser un buen ejemplo de misantropía. 

La agonía del arte


  En 1917 Marcel Duchamp expuso en New York su famoso y provocador mingitorio que pasó a ser el icono de las vanguardias del arte en el siglo XX, y claro, del actual XXI. Autentico y original, supo generar controversias y a su gusto escandalizar a los intelectuales de su tiempo, sobre todo a los del mundo del arte. El siglo XX vendría a ser el mismísimo siglo de las vanguardias, torciendo, rompiendo y escupiendo todos los cánones establecidos del mundo artístico de modo hilarante. El arte se volvió libre, la exagerada búsqueda de virtuosismo que lo impregnó durante toda su historia pudo reposar mientras que la originalidad, la sátira y lo puramente conceptual guiaban el arte hacia caminos con horizontes cada vez más difusos. Fue un proceso inexorable que el arte debía atravesar.
  Durante comienzos del siglo XX el mundo intelectual comenzaba a transitar una verdadera revolución, y no solo en el arte. En el campo de la filosofía, el posmodernismo se estaba poniendo de moda, por lo general, yendo de la mano junto a los vanguardistas. Los círculos intelectuales, principalmente los franceses y estadounidenses, comenzaron a llevarlo como un nuevo y prometedor estandarte. En la actualidad, dicha corriente está –lastimosamente- muy vital, sobre todo en las academias junto al oxidado y ruinoso marxismo. Si bien se mostró como una transgresión, no es del todo nueva, más bien es un refrito de la filosofía romántica de la contra-ilustración. El mismo proceso que atravesó el virtuosismo y los -cada vez menos- estrictos cánones del arte frente a las vanguardias, lo atravesó la filosofía. Todo lo que había traído verdadero progreso a la humanidad: la razón, la ciencia, la objetividad, el empirismo, la claridad, la búsqueda de la verdad, los valores humanistas de la ilustración, etc. se veían aparentemente amenazados por esta corriente emergente, cuya génesis se le atribuye a Nietzsche[1]. Nietzsche, símbolo de la irracionalidad, pasó a volverse icono y foco de admiración de los artistas[2] e incluso, curiosamente de la izquierda (a pesar de ser un pensador protofascista, crítico de los movimiento socialistas, misógino, elitista, apologista del militarismo, de la desigualdad, del egoísmo, de la no-empatía, etc.). La nueva corriente heterogénea del posmodernismo traía consigo una enorme carga de ideas que van desde el mencionado irracionalismo, el relativismo, la sobrevaloración de la ideología, la anticiencia, el pensamiento débil, el irrealismo, el solipsismo –un tanto retocado-, la búsqueda de ininteligibilidad para aparentar profundidad y ocultar la falta de ideas, el escepticismo radical y los juegos de lenguaje hasta el abuso de conceptos oscuros y rebuscados que no significan nada, el hablar dogmáticamente sin preocuparse ni por argumentar ni por las evidencias, el basar sus ideas en teorías pseudocientíficas como el psicoanálisis (y esto se verá también en el arte, principalmente con el surrealismo), el usar jerga científica mal comprendida, el abusar de las palabras “occidental” y “positivismo” como estigmatizantes (aunque muy por lo general, no tienen ni idea de que fue el positivismo), etc. Curioso es que tal corriente sea contemporánea a la época más fructífera de la ciencia y el pensamiento lógico, tiempos de Einstein y Bertrand Russell. El posmodernismo se caracterizó también por una grave y profunda confusión entre ciencia y tecnología. Como fue, en parte, producto de la crisis de posguerras mundiales, ésta confusión los llevó a echarle infantilmente la culpa a la ciencia de todos los males que aquejaron la era moderna, y curiosamente, también a la razón. Sin embargo esta confusión es alevosa, ya las guerras mundiales fueron producto directo de la irracionalidad, más específicamente, de la irracionalidad nacionalista. Muy curioso es que Heidegger, ídolo posmoderno, fue explícitamente miembro del partido nazi, dirigiendo en las universidades la quema de libros –cosa que los posmodernos prefieren ignorar, o camuflar con artificiosas verborragias como el caso de J. P. Feinmann-.
  Otra de las tantas consecuencias del posmodernismo filosófico, además de retrasar las ciencias sociales, hacer perder tiempo a intelectuales y alumnos de humanidades, desmantelar el pensamiento crítico, etc. fue servir de base filosófica para otro de los más nocivos movimientos que vio nacer la humanidad… el new-age.  En fin, el posmodernismo es un verdadero virus intelectual que por esas épocas empezaba a infiltrarse en los ambientes del arte y las academias.[3]
 Comprender las características del posmodernismo[4] es esencial para comprender los procesos que guiaron el arte, llamado contemporáneo, de la creatividad vanguardista y el desafío a las autoridades artísticas, a ser pura basura conceptual, vacía de significado, trabajo, técnica, estética, composición, originalidad, virtuosismo y sentido. No quiero decir que no exista, en la actualidad, buen arte conceptual (que verdaderamente tenga concepto y sea original). Lo que sí, encontrar buen arte conceptual es más difícil que hacer hiperrealismo con crayones. Un ejemplo de lo bajo que cayó es la instalación (en el 2007) de Guillermo Vargas Jiménez, que consistía en dejar morir de hambre y sed un perro atado.  Ir a un museo de arte contemporáneo se volvió tan interesante como recorrer el mostrador de una ferretería, o en el mejor de los casos, un manicomio. La apreciación del arte se volvió idéntica al cuento de El rey desnudo. Muchos artistas parecieron no entender, que sacar de contexto un objeto cotidiano (como el caso del mingitorio) o pintar un cuadro de color plano y considerarlos artístico puede parecer una, dos o tres veces divertido, arriesgado y transgresor, pero hacerlo mil veces pasa a ser fácil, aburrido y estúpido. El arte se posmodernizó, hacer arte se volvió tan fácil como hacer filosofía posmoderna. Y con sus semejanzas: abuso del lenguaje para explicar obras vacías, utilizar juegos de palabras pueriles (se lo debemos a los deconstructivistas), recurrir abusivamente al subjetivismo, sobreconceptualizar cosas –realmente- carentes de sentido, apelar al “todo vale”; al mejor estilo de la epistemología de Feyerabend; para afirmar arbitrariamente que cualquier cosa es arte, apelar a la irracionalidad bruta y a las falacias ad hominems para evadir la crítica (por ejemplo: “usted dice esto porque no lo entiende”), recurrir al facilismo adornado superficialmente de complejidad e intelectualismo superior, atribución de sentido ideológico a cualquier cosa (por ejemplo: “ésta tetera manchada de pintura roja representa la alienación de las mujeres por el capitalismo patriarcal opresor”), apelar al autor (si lo hacen tales autores está siempre bien), etc. Y para notar la influencia inequívoca de la filosofía posmoderna, nada más consultar cualquier catálogo de arte contemporáneo –posmoderno-. Aseguro que no hay nada más lamentable, es la mayor representación de pseudointelectualismo que puede haber.   Este impacto de la filosofía en el arte es muy curioso. Los románticos a pesar de ser irracionalistas y conservadores produjeron un movimiento artístico bastante más interesante que los racionalistas de la Ilustración, el neoclasicismo no es el movimiento más interesante definitivamente. Pero en el posmodernismo la irracionalidad definitivamente superó a cualquier movimiento en nocividad hacia el arte, los románticos no creían en la razón pero si en la belleza (algo muy importante para el arte), los posmodernos al parecer solo creen en el dinero y la fama inmerecida.
    Uno de los principales artistas que llevó el arte hacia el barranco fue el sobrevalorado Andy Warhol, con su serie de cajas de artículos de supermercado. A partir de allí, y con el surgimiento del minimalismo del estilo de Yves Klein, el arte comenzó a caer cada vez más bajo. Las anteriores vanguardias fueron mucho más ricas, el surrealismo por ejemplo contó entre sus filas con algunos de los artistas más talentosos del siglo XX (Ernst, Dalí, De Chirico, etc.). Pero en el último periodo del pop[5] acompañado del agotado minimalismo pareció comenzar la miseria del arte. El periódico satírico ElDeforma bromeaba sobre esto en una nota titulada: “Expertos revelan que no existe el arte moderno, es solo una excusa para hacer sentir bien a la gente sin talento”. Una anécdota personal: una vez, en un museo que yo conocía muy bien donde había una exposición de “arte contemporáneo”, vi una tapa negra lisa de una caja de luz, yo recordaba perfectamente que allí no había ninguna caja de luz, y por curiosidad intente abrirla, pero no, no era una caja de luz, sino un cuadro de color negro plano, y al lado había otro de color blanco. Obras similares podemos ver en la famosa feria argentina de arte “contemporáneo” ArteBA (¿sura?), con sus nauseabundas publicidades plagiadas de ferias francesas y sus exposiciones donde compiten por ver quién trabaja menos y quien es más ridículo. Sobre esto una divertida historia es, por ejemplo, la de la performance que consistía en una caja con personas adentro pidiendo limosnas, ofreciendo limpieza de vidrios y vendiendo estampitas. “Quise representar eso que está en la calle, que es como una molestia que esta alrededor nuestro y que es un tipo de información que no queremos escuchar, ni ver ni acercarnos…. También hay un vendedor nigeriano vendiendo relojes” Contaba a los medios el… ¿artista?
     ¿Qué le pasó al arte? ¿Realmente murió, como afirma Arthur Danto, o simplemente agoniza? ¿Qué tuvo que pasar para que se prefiera un Milo Lockett a un Milo Manara? Seguro habrá quienes opinen que tales preguntas son dignas de un conservador. Bueno, si conservador quiere decir que busca conservar el arte para evitar su ruina, son muy dignas de un conservador. Y me parece esencial aclarar, que el problema que planteo no está en todos los valores que vinieron con las vanguardias, que de hecho hicieron progresar el arte, y mucho, sino en los valores posmodernos que dejaron violado y tirado lo artístico entre basuras conceptuales sin sentido, abusivas en repetición y dignas de aburrimiento. Y no es precisamente que piense que todo arte deba tener sentido (lo que implicaría dejar de lado todo el muy rico estilo abstracto), el problema está en intentar atribuir rebuscadamente a las obras sentidos que no tiene, ni va a tener. Y cuando digo arte me refiero, más específicamente, al arte visual. En otras artes como la poesía pasó lo mismo, cada vez se hace más difícil diferenciar la poesía de un prospecto, una lista de compras o las anotaciones del cuaderno de un infante de preescolar (Shakespeare, Byron, Shelley, Coleridge, Blake y Goethe se “revuelcan en su tumba”). Sin embargo en otras artes como la novela, el cine y la música el caso es diferente, más que el posmodernismo en ellas influyó en su decadencia la masificación, la erosión de lo puramente fácil y comercial, la prostitución del arte. Componer novelas o música comercial en la actualidad es extremadamente similar, a como componían novelas y canciones en la genial novela 1984 de George Orwell  (con argumentos y temas prefabricados para complacer a las mayorías sin hacerlas pensar). La gran pesadilla de Oscar Wilde[6]. Aclaro, no estoy diciendo que en la actualidad no existan buenas novelas, cine o música, ni que todo lo comercial necesariamente sea malo, lo que sería un gran error.
 En Francia, los vanguardistas bromeaban con el lema  pour épater le bourgeois (para espantar a la burguesía), ya que su modo de hacer arte realmente incomodaba a los burgueses de la época. Hoy irónicamente pasa todo lo contrario. Los burgueses (entendiéndose como la clase alta) y los conservadores adoran el arte posmoderno. Gran parte de la fama de Jackson Pollock se debe a que Rockefeller[7] compró una de sus obras. Incluso se especula que fue una táctica de los EEUU para poder meter en el mercado a un campesino borracho que atraiga más la atención que los pintores abstractos europeos de fuerte postura izquierdista. Algo similar pasó con el “artista” colombiano Oscar Murillo -según la prensa “icono de la rebeldía”-, que sin ningún talento aparente, saltó a la fama de modo más que fugaz vendiendo un cuadro que consistía en líneas monigoteadas a 253.875 libras. Su fama se asentó cuando Di Caprio le compró uno a una cifra aún mayor. Lo de Murillo es un evidente caso de inflar una burbuja en el mercado del arte con una especie de lamentable plagio a Basquiat (incluso en presentación y apariencia física). Luego tenemos las ideas oscilantes entre mal arte e ingeniería de Damien Hirst –véase tiburones, vacas, becerros y caballos muertos en piscinas de formol-,  que junto con sus cuadros de colores planos con mariposas vivas, sus armarios con remedios (ready made),  y su calavera incrustada de diamantes (de 100 millones de dólares)[8], son algunas de las obras más caras en el mercado británico. Y lo más gracioso, es que son producciones en serie hechas por sus asistentes, no por él.  Mark Rothko también está entre los artistas que más caro venden su obra, y hablamos nada más que de 72 millones de dólares, simplemente por un lienzo con tres cuadrados en macha color naranja con un delineado rosado. Y si, se habrá matado componiendo tal descollante obra. Las obras hechas con luces de neón por Tracey Emin y Webster & Noble pueden carecer absolutamente de buen gusto, pero cuestan tanto dinero como para pagar la deuda externa de un país entero. Jeff Koons, con un brilloso corazón colgante de extremo mal gusto logró hacer, nada más que 23 millones y medio de dólares. Una obra de Yves Klein, que consistía en un cuadro de color plano dorado, se vendió al accesible precio de 23 millones y medio de dólares. Después de estos ejemplos, solo un idiota consideraría que el mejor arte es el que más o más caro se vende.  Si hay algo que las clases altas conservadoras adoran, es el arte vacío de contenido, que sea incapaz de criticar, que sea incapaz de poder provocar una simple idea. Y con ese arte, decidieron hacer una gran burbuja económica.
 En cuestiones económicas, el arte posmoderno suele ser muy bueno, sobre todo, como método para evadir impuestos. Se registraron múltiples casos de galeristas multimillonarios con colecciones billonarias, que donan algunas de las obras que poseen a instituciones (como ser museos) públicos para evitar pagar impuestos. Ya que son ellos los que deciden el precio que vale, al donar una obra de 20 millones, por más que le haya costado menos de la mitad, se salvan de pagar 20 millones en impuestos, y por ende, pueden enriquecerse aún más. Económicamente el arte contemporáneo posee un historial de casos asombrosos, la burbuja económica del arte contemporáneo fue un interesantísimo foco de estudio, ya que se inflaba a pasos agigantados aun en épocas de la gran crisis económica. Sin embargo, solo algunos tienen el lujo de jugar el multimillonario juego del arte posmoderno. Mientras algunos se enriquecen y se vuelven farándula exponiendo como arte colillas de cigarrillos o cajas de cartón apiladas, la gran mayoría del resto de los artistas que intentan usar estrategias similares terminan en el desconocimiento y la mediocridad que bien se merecen. 
 Hay diferentes formas de explicar ésta crisis del arte. El crítico Robert Hughes la explica más que nada centrando su atención en Norteamérica, desde que llegó la Gioconda a New York en 1962. Pasando por la industrialización del arte impulsada por Warhol, para terminar en subastas multimillonarias de cuadros de colores planos. Para Hughes, uno de los grandes culpables de la decadencia del arte es Robert Scull, un coleccionista-especulador que se dedicó a comprar obras a los artistas a precios bajos, prestarla a museos para que su valor subiera y rematarlas a precios excesivos.  Es claro que un solo factor, como ser la influencia del posmodernismo filosófico, no explica tal agonía del arte. También la sobrevaloración del arte por sus autores influyó, creando una industria elitista donde el talento era lo que menos importaba, lo que importaba era ser conocido, y esa fama ganársela dentro de los límites de lo que mejor vendía, o sea, del arte posmoderno (que vale más de 10 veces más que el resto) . Volverse “artista” se volvió lo más similar a volverse un empresario. Es innegable que el arte posmoderno dejó de ser movimiento para convertirse en moda de clases altas, en un producto maleable por los intereses de grupos millonarios –coleccionistas especuladores, galeristas y  subastadores- que popularizan entre burgueses un arte totalmente vacío. Andy Warhol dijo “los buenos negocios son el mejor arte”, nada más equivocado. La influencia del dinero, la fama, el lujo, el espectáculo y la industria fue siempre un obstáculo para la realización plena del arte. Del mismo modo, la influencia del mecenazgo y la parasitaria curaduría me parece perniciosa. El arte es la más alta representación del individualismo, no una producción de mercancías fácilmente vendibles ni una pieza de inversión.
 Otra de las consecuencias negativas del arte posmoderno, es que se desvaloriza a los –realmente- buenos artistas contemporáneos[9], como ser Zdzislaw Beksinski, Tom Setowski, H.R Giger, Roberto Ferri, Jeff Christensen, etc. para sobrevalorar a otros que por lo general, ni siquiera saben dibujar un rostro.
 Me niego a aceptar que el arte murió, el arte murió para aquellos sectores donde nunca importó verdaderamente. Tal vez agonice, pero seguirá vivo y latiendo belleza mientras viva un solo ser humano que sepa que el arte es mucho más que facilismo adornado de grandilocuentes conceptualizaciones que no significan verdaderamente nada. Y lo mismo va para la filosofía. El arte y la filosofía agonizan tras el posmodernismo que casi impune los arrasó, pero siempre podrán superar sus crisis. Al menos eso espero.                




[1] Se discute si el primer posmoderno fue Nietzsche o Hegel, hábil también, en el empleo de múltiples y grandilocuentes palabras en párrafos oscuros e incongruentes.
[2] La relación entre irracionalidad y arte es típica del romanticismo de finales del siglo XVIII, no surgió con Nietzsche. Éste solo reconstruyó la filosofía romántica inspirándose principalmente en Schopenhauer (aunque sus filosofías fuera crucialmente diferente en muchos aspectos).  En la actualidad la gente sigue teniendo, lastimosamente, el estereotipo del artista irracional y supersticioso. Algo con lo que hay que acabar.
[3] Algunos autores posmodernos son: Deleuze, Derrida, Luce Irigaray, Foucault, Lyotard, Feyerabend,  Guattari, Lacan, Zizek,  Latour, Boudrillard, etc. De estos cabe destacar Latour, que confunde los conceptos de crear y de descubrir llegando a afirmar que Ramsés no pudo morir de tuberculosis porque el bacilo de Koch se descubrió en el siglo XIX.  Y claro, Lacan, que afirmó que el falo es igual a la raíz cuadrada de menos uno, o que la mujer no existe. Éste utilizaba tácticas sectarias que reunían miles de fans alrededor suyo ansiosos por festejar vehementes cualquier tontería que diga su “líder”.
[4] Para ver más –y mejores- criticas al posmodernismo ver  “Imposturas intelectuales” de Allan Sokal y Bricmont, “El posmodernismo ¡vaya timo!” de Andrade. O la vasta obra de Bunge; “Crisis y reconstrucción de la filosofía” “Sistemas sociales y filosofía”, “Epistemología”, etc.
[5] Lo que no quiere decir que el movimiento pop no tuvo entre sus filas autores interesantes, como Rauschenberg o Lichtenstein.
[6] “El público ha sido siempre, en todos los tiempos, mal educado. Constantemente se pide que el Arte sea popular para satisfacer su falta de gusto, para adular su absurda vanidad, para decirles lo que ya se les dijo antes, para mostrarles lo que debieran estar cansados de ver, para divertirlos cuando se sienten pesados después de haber comido demasiado, y para distraer sus pensamientos cuando están cansados de su propia estupidez. El Arte nunca debiera ser popular. Es el público quien debiera tratar de hacerse artístico.” Oscar Wilde, en “El alma del hombre bajo el socialismo”.
[7] Para ver un material genial sobre Pollock ver el documental “¿Quién carajo es Jackson Pollock?”: una mujer encuentra un original de Pollock tirado en una casa de compraventa en un pueblo de EEUU. (que Pollock dejo antes de ser famoso), lo compra por menos de 50 dólares y lo regala. Al especular que tal vez sea un Pollock intenta venderlo sin éxito. Los coleccionistas negaban que fuera un original y desprestigiaban la obra por completo comentando su carencia absoluta de estética y técnica. Luego de una serie de estudios científicos se demuestra que la obra si es auténtica, elevando su precio a millones de dólares y haciendo retractar a todos los críticos y galeristas de arte.
[8] Damien Hirst junto con las galerías que lo representaban, se autocompró su propia obra (titulada Por el amor de Dios) para poder inflar sus precios, y revenderlo más aun caro. Deplorable.
[9] Aquí me refiero a “contemporáneos” en el sentido original del término, es decir, a artistas del siglo XX y XXI. No a los artistas posmodernos, que se intentan adueñar del término.