miércoles, 27 de agosto de 2014

El posmodernismo y sus complicadas facilidades.


(Nota: Nos referiremos sólo al posmodernismo como corriente filosófica.)

Es difícil caracterizar al posmodernismo, pues  cada autor posmoderno difiere de los otros y, aunque traten el mismo tema, pueden llegar a decir cosas totalmente diferentes, e incluso contrarias, al punto que no se entienden entre ellos –y a veces, ni siquiera se entienden a sí mismos.
Las principales características del pensamiento posmoderno  son el relativismo, la irracionalidad y la crítica a los valores de la Ilustración -y al cientificismo-, los abusos del lenguaje, la falta de fundamento  y el mal uso de terminología científica –cuyo significado, a menudo, ignoran-  y, a veces, un cierto disfraz de izquierda política.
Por ejemplo, Lacan mezclaba su "ciencia" con topología, matemáticas y lógica; Baudrillard, con la geometría; Deleuze, con la física, la botánica y la pseudociencia del psicoanálisis; Virilio, con la física relativista; etc. Pero  todos tienen algo en común: no sabían de qué hablaban, ni conocían los conceptos que empleaban.
Es una especie de “opinología” sobrevalorada, o un horrendo género literario para snobs y pseudointelectuales.

Origen.
Si bien el primer posmodernista es Nietzsche (o Hegel), tanto por su crítica a los valores occidentales, y a la Ilustración, como por su estilo oscuro  y literario, la manía de amontonar palabras altisonantes puede rastrearse hasta los teólogos medievales.  Aunque la filosofía y la ciencia pueden ser arduas en tanto emplean conceptos no comunes, hay un límite entre el uso lícito de esos conceptos, y su utilización para impresionar a un auditorio ingenuo, o disfrazar de importancia la estupidez que uno está diciendo.
Este abuso se sirve de varias estrategias de desinformación como:
1-      La expresión ambigua y vaga, que puede ser objeto de una múltiple interpretación.
2-      El alargamiento innecesario de palabras o frases.
3-      El sesquipedalismo o alargamiento de palabras: por ejemplo “concretizar” por “concretar”.
4-      El uso indiscriminado de términos técnicos: esto puede deberse a 4 razones:
A- Parasitar el prestigio de la ciencia, pretendiendo que, por usar su vocabulario, nuestro texto de convertirá, mágicamente, en ciencia.
        B- Impresionar al auditorio, dando a entender que el autor realmente estudió las materias de las que habla.
        C -Uso analógico: Es difícil creer que, para explicar algo relativamente sencillo, uno establezca analogías con una materia desconocida por la mayoría, como la física cuántica. Las analogías se establecen de lo más complejo a lo más sencillo, para que el lector pueda comprender lo complejo mediante la comprensión inmediata de lo simple. Si alguien explica la evolución de las especies como un árbol que se va ramificando, todos lo entendemos; todos sabemos qué es un árbol. Pero sería difícil –por no decir inútil- explicar la ramificación de un árbol – a alguien que nunca lo vio- exponiendo la diversificación de las especies en la teoría evolutiva. Los posmodernistas hacen exactamente eso, aunque a veces no explican nada.
      D- Uso “literario”: Nadie que haya leído literatura puede creer en este uso: los textos posmodernistas son en general horribles e incomprensibles –al final hay algunos ejemplos. Si su abuso verbal tiene la función poética, debemos acordar que se trata del más abominable género literario jamás inventado.

Algunos abusos queridos:
Entre los abusos más queridos de conceptos científicos está el Teorema de Godel, la Teoría del Caos, el Principio de Incertidumbre, la mecánica cuántica en general, las matemáticas y la física relativista. Casi siempre la referencia a estas ideas es innecesaria, o simplemente no tiene sentido.
Ejemplos:

Jean Baudrillard
 Dijo que la guerra de Irak no tuvo lugar, que se dio en un espacio no-euclidiano. ¿Suena bien, no? Después de todo, los espacios no-euclidianos corresponden a las matemáticas y a la geometría –algo no muy conocido por el público en general. El problema es que los espacios no euclidianos no existen –tampoco los espacios euclidianos. Son ficciones teóricas inventadas por matemáticos, muy útiles, pero que nada tienen que ver con el espacio real de Irak. Tampoco mi último cumpleaños se dio en un espacio euclidiano o no euclidiano. Es equivalente a decir que la guerra de Irak no se dio en la Atlántida, o en la Tierra de los Hobbits. ¿Qué quería decir Baudrillard? Acaso nadie lo sabe. Ni siquiera él mismo.

Gilles Deleuze
Deleuze es notable, empezó su carrera con un libro de matemáticas en el que criticaba la noción de límite, propuso una solución que tenía 200 años de antigüedad, y que además, era errónea. Era difícil superarse en el arte de hablar sin saber y cometer errores ridículos, pero Deleuze lo logró.
En su texto rizoma habla de los rizomas, apilando analogías arbitrarias e ilegibles entre estos tallos modificados y la sociedad. Es tan arbitrario, que utiliza una definición vieja e inexacta de la palabra rizoma.

Bruno Latour
Cuando un grupo de científicos descubrieron que el faraón Ramsés II murió de tuberculosis, Latour se burló de esto, y se preguntó “¿Cómo pudo fallecer a causa de un bacilo que Robert Koch descubrió en 1882?”
La tuberculosis es producida por el bacillo de Koch, descubierto en 1882, y Ramsés murió en el año de 1213 antes de la era vulgar o cristiana.
Por mera lógica, lo único que se puede descubrir es algo que ya existía. Pero Latour es tan idiota que confunde el descubrimiento de algo, con la invención, y confunde el nombre de las cosas, con las cosas. Si Latour entrara a un bar y pidiera una cerveza, le daría lo mismo que le llevaran una, o que simplemente escribieran “cerveza” en un papel y se lo dieran. 
La circulación de la sangre fue descubierta en el siglo XVI, por Harvey y Servet ; según Latour, es probable que la sangre no circulara en nuestros cuerpos antes de esa fecha.

Jacques Lacan
El caso de Lacan es notable, pues habla sin saber sobre topología, lógica, matemáticas, geometría, etc. ; sus escritos están llenos de contradicciones, citas irrelevantes, metáforas, palabras de significado oscilante y  juegos de palabras.
Confunde números imaginarios con irracionales en “En La instancia de la letra en el inconsciente”,  e interpreta el famoso esquema de Saussure de la manera que ya veremos.

Significante
_________________
Significado

El esquema de Saussure corresponde a las partes de la palabra o signo lingüístico, en lingüística: el significante sería, por ejemplo, el sonido “perro”, y el significado la imagen mental de un perro. La barra no significa nada; es un elemento del esquema para separar los dos conceptos, y puede cambiarse por una coma, una flecha, una barra, un guión, etc.
Lacan, sin embargo, nos dice que la barra sí tiene un significado, y nos quiere enseñar a leer (a leer mal):

“Se lee así: significante sobre significado, el “sobre” responde a la barra que separa sus dos etapas”. Y luego, continúa: “significante y  significado cómo órdenes distintos y separados inicialmente por una barrera resistente a la significación.”

No significa nada, no es una “barrera”, y no se lee “sobre”. No están separados por nada; Lacan interpreta la barra como un niño pequeño interpretaría el acento circunflejo (ô) como si fuera un sombrerito.
En otro texto (Subversión del sujeto y dialéctica del deseo), animado por el éxito que cosechaba con sus absurdos, Lacan va aún más lejos, y nos dice que la barra es una barra de división o fracción, que nos puede servir para dividir:

“De donde resulta que al calcular ésta, según el álgebra que utilizamos, a saber:
S (significante)
------------------ = s (el enunciado), con S= (raíz cuadrada de - 1),
s (significado) tenemos: s= raíz cuadrada de- 1.
Es lo que falta al sujeto para pensarse agotado por su cogito, a saber lo que es impensable. ¿Pero de dónde proviene ese ser que aparece como faltando en el mar de los  nombres propios?
Es así como el órgano eréctil viene a simbolizar el sitio del goce, no en cuanto él mismo, ni siquiera en cuanto imagen, sino en cuanto parte faltante de la imagen deseada: por eso es igualable a la raíz cuadrada de – 1 de la significación más arriba producida…”
En efecto, Lacan nos está diciendo que el pene es equivalente a un número imaginario (la raíz cuadrada de -1), y nos lo “demuestra” dividiendo dos palabras de un esquema.
Ante el esquema clásico de la comunicación:
   ¿Sería lícito decir que ambos están en una caja que representa su aislamiento, su incomunicación, etc. y desarrollar una teoría sobre estas divagaciones?
Las arbitrariedades de Lacan son casi tan asombrosas como las contorsiones mentales de sus discípulos que, con ánimo de sectarios, tienden a justificar todo lo que el Maestro dijo, ya recurriendo a oscuridades aun más sombrías, o disculpándolo con la excusa de la analogía, o de la genialidad. En realidad, Lacan era una especie sofisticada de estafador. Los psicoanalistas lacanianos siguen hablando de “Sujeto Barrado”, avalando la interpretación mágica e infantil del esquema de Saussure que les legó su profeta, Jacques Lacan.


                                                     Pensamiento débil (o flojo)
Es un concepto acuñado por Gianni Váttimo, y se refiere a “la libertad de interpretación no sujeta a una lógica”.
En otras palabras, es la opinología. No importan mucho las fuentes, o el estudio. Es sólo cuestión de hablar, vender libros y dar conferencias. La comprobación no importa. Se contrapone al “pensamiento fuerte” de la ciencia, en donde las afirmaciones deben probarse, la lógica debe respetarse, y usualmente no vende mucho: en definitiva, es más difícil.

Relativismo (o Caos)
 El relativismo supuestamente salvaguarda la subjetividad y protege las particularidades,  además de ser esencialmente democrático.
El problema  principal es que la realidad no es democrática y no le importan nuestras opiniones. La gravedad seguirá siendo la misma aún si todos votamos en contra.
Nos podemos preguntar también de qué modo se salvaguarda la subjetividad de una mujer a la que se desfigura con ácido, o la de las muchas personas que viven bajo gobiernos tiránicos en África, Asia, etc., algo que para un relativista es aceptable.
El relativismo permite también que todos tengan razón, desde su perspectiva, lo que es equivalente a decir que nadie la tiene, y que la verdad no existe. En la práctica, esto puede tener graves consecuencias. Supongamos dos personas con cáncer: una acude al médico e inicia su tratamiento de radio o quimioterapia. La otra, come gorgojos, “alcaliniza” su dieta, reza, y ve a un homeópata. Para el relativismo, los dos tienen razón; la única diferencia es que uno de ellos estará muerto antes de que pase un año (pero, para el relativismo, seguirá teniendo razón).
Para un relativista da lo mismo estudiar 10 años la física, que simplemente sentarse e inventar las leyes del universo.
Es verdad que cada uno puede pensar lo que quiere –aunque sean estupideces- pero esas ideas empiezan a tener diferente valor ya por su contenido lógico, o ya por sus consecuencias prácticas. Yo puedo pensar que soy millonario, por ejemplo, pero tendré serios problemas con la ley si voy un día al banco a reclamar los millones que sólo existen en mi mente.
Desde un punto de vista lógico, el relativismo es inútil, pues si pretende que “todas las proposiciones son igualmente  válidas”, entonces la proposición contraria “todas las proposiciones no son igualmente válidas” es igual de válida, o el relativismo es falso.

Textualismo
El textualismo propone que todo es, en definitiva, texto, y lo único que podemos hacer es interpretarlo –y toda interpretación es válida.
Más allá de la obviedad de que el conocimiento circula habitualmente en forma de textos, el conocimiento científico no es interpretable de más de una manera, y ciertamente, tampoco en la vida cotidiana interpretamos libremente. Si esto fuera verdad, la comunicación sería casi imposible –ya es bastante difícil- pues yo podría interpretar “no” como “sí”.
El textualismo es algo así como aplicar la crítica literaria a cualquier cosa, menos a la literatura.

Poder y conocimiento
Según los posmodernistas, el conocimiento no depende tanto de su grado de verdad, sino de cuestiones políticas y económicas. Es como si hubiera una conspiración de gobiernos para hacernos creer que el fuego quema, y que el hielo da frío.
Hay numerosos casos en la historia de conocimiento entorpecido por las autoridades, como el caso de Copérnico y la Iglesia Católica, Galileo y la Iglesia Católica, Darwin y la Iglesia Católica, etc. Pero el resultado final siempre fue el triunfo de la verdad sobre las conveniencias de un grupo de poder.
Los posmodernistas van más lejos, y suponen que la ciencia misma es un grupo de poder, y ejerce una hegemonía, una suerte de dominación sobre todos, acallando el pensamiento mítico, las religiones, y la invención de idioteces a las que se entregaba la humanidad en tiempos de mayor ignorancia.
Se basan en parte en las tesis de Kuhn, que creía demostrar que las teorías se adoptaban por razones políticas y sociales antes que por su poder explicativo, y posteriormente en Feyerabend, quien suponía que daba lo mismo la invención mítica que la investigación científica, simplemente porque ambas teorías, al tener un lenguaje diferente y conceptos diferentes, no podían compararse y, en consecuencia, no se podía elegir entre ellas: y –una vez más- las dos eran igual de válidas.
Sin embargo, sí se pueden comparar, especialmente desde la práctica, y en esa comparación siempre sale victoriosa la ciencia, que se revela más coherente, demostrable, lógica y útil que la descontrolada invención  de mitos y leyendas, que además de su incoherencia general, no dio como resultado ningún nuevo conocimiento ni nueva tecnología en toda su historia –y tuvieron miles de años para hacerlo.
Esa pretendida “hegemonía científica” la cuestionaba también Foucault, quien apoyó alegremente el golpe de estado teocrático en Irán que culminó con la subida al poder del Ayatolá Jomeini en 1979, quien restauró la durísima ley islámica, y favoreció el terrorismo. Foucault –y otros- también firmó en 1977 una petición para legalizar la pedofilia.
Heidegger, otro reconocido antecedente del irracionalismo posmodernista, era miembro del partido Nazi y presidía quemas de libros en la Universidad de la que era rector.

                                                            Escritos arbitrarios.
Hay en la red un generador de posmodernismo: es un programa que mezcla aleatoriamente proposiciones científicas, citas de otros posmodernos, y da como resultado un texto posmodernista. Reitero, es un programa…
Así de fácil es.
Éste es el enlace: http://www.elsewhere.org/pomo/
He aquí algunos ejemplos de monstruosidades verbales  posmodernistas:

1-      “En primer lugar, las singularidades-sucesos corresponden a series heterogéneas que se organizan en un sistema ni estable ni inestable, sino «metaestable», dotado de una energía potencial en la que se distribuyen las diferencias entre series.” 
(Gilles Deleuze, Lógica del sentido).


2-       “La existencia, como proceso de desterritorialización, es una operación intermaquinal específica que se superpone al fomento de intensidades existenciales singularizadas. Y,repito, no existe ninguna sintaxis generalizada de esas desterritorializaciones. La existencia no es dialéctica ni representable. ¡A duras penas es vivible!”
(Félix Guattari, Caosmosis).

3-      “Lo que se realiza en mi historia no es el pretérito-definido de lo que fue, puesto que ya no es, ni siquiera el perfecto de lo que ha sido en lo que yo soy, sino el futuro anterior de lo que yo habré sido para lo que estoy llegando a ser”.
 (Jacques Lacan, Función y campo de la palabra).

4-      “En nuestro espacio no euclidiano de finales de siglo, una curvatura maléfica desvía invenciblemente todas las trayectorias. Ligada, sin duda alguna, a la esfericidad del tiempo (visible en el horizonte de finales de siglo como la de la tierra en el horizonte al caer el día) o a la sutil distorsión del campo gravitacional. Debido a esta retroversión de la historia hacia el infinito, a esta curvatura hiperbólica, el mismo siglo escapa a su propio fin.” 
(Jean Baudrillard, La guerra del Golfo no tuvo lugar).

5-      “Un concepto predominante en la obra de Tarantino es la sexualidad dialéctica. Ese nihilismo post-cultural sostiene una realidad fundamentalmente elitista. Sin embargo, Bataille ya había usado con anterioridad  el término de teoría neoestructuralista textual’ para denotar ese todo dialéctico.”
(The posmodernism generator, El Paradigma cultural de la narrativa,
el objetivismo, y el capitalismo textual).

1.      “Propongo el término sub-servilismo, para referirnos no a lo que el servilismo es, en acto, sino a sus características premateriales que sólo pueden dialectizarse en su concreción textual-discursiva. La tecnociencia actual, en su fáustica desiderata de desambiguar al sujeto que, ya lo había observado Lacan, es una carencia antes que una efectivización óntica, corre el riesgo de de-deconstruirlo, como un fractal infinito que se doblara sobre su centro. La física cúantica nos enseña que la existencialidad de los fenómenos no estaría totalmente radicalizada en un plano lineal, identificable con las expectativas del operacionalismo, sino en un espacio-perceptivo-topológico n-dimensional .”
(Yo, Mauro Lirussi, La relación proto-simbiótica entre la tecnociencia
y la opresión en la transculturalidad globalizada).


Bibliografía mínima
*Imposturas intelectuales, de Alan Sokal y Jean Bricmont.*Las pseudociencias, Vaya timo, de Mario Bunge
                          
Nota por: Mauro Lirussi





 Escándalo Sokal
  El Postmodernismo al descubierto


Para seguir ilustrando lo que es el posmodernismo, sería interesante comentar un poco lo que fue el famoso “escándalo Sokal”.
 Alan Sokal es un físico y matemático estadounidense, ha publicado centenar de artículos científicos y es coautor del polémico libro “Imposturas intelectuales”, entre otros.
El escándalo resulta en que, en 1996, Sokal envió un artículo suyo a una revista postmoderna de estudios culturales; Social Text.
 Lejos de ser un admirador de la revista y sus publicaciones, Sokal estaba seguro de que dicha revista de humanidades publicaba cualquier sinsentido que se le presentase mientras suene bien y apoye los prejuicios ideológicos de los editores, que iban contra las ciencias exactas.
Así que Sokal pretendió exponerlos… y lo logró. En su artículo pseudocientífico, expuso un conjunto de sinsentidos convencido de que cumpliendo los requisitos expuestos, el texto por mas irracional y absurdo que fuere, sería bien recibido, y así lo fue.
El artículo, titulado Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity («La transgresión de las fronteras: hacia una 
hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica»), se publicó en el número de primavera/verano de 1996 de Social Text. Sostenía la absurda tesis de que la gravedad cuántica era un constructo social; es decir, que la gravedad existe sólo porque la sociedad se comporta como si existiera, por lo tanto si no creyéramos en ella no nos afectaría. A instantes de su publicación… Sokal anunciaba en otra revista, Lingua Franca, que el artículo era un engaño, citando, entre otros, a Noam Chomsky para plantear que las ciencias sociales no siempre basan sus trabajos en la razón. Sokal sostuvo que la motivación de su broma fue «defender a la izquierda de un segmento de sí misma muy de moda»
Esto causó un escándalo académico en la 
Universidad de Duke, entidad que publicaba Social Text. Sokal dijo que su artículo era «un pastiche de jerga postmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes fuera de contexto y un rotundo sinsentido», que se «apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y físicas» hechas por universitarios genéricamente llamados 'postmodernos' de humanidades
”.
Esto una vez más demuestra lo fácil del postmodernismo.
“Habla difícil y los incautos lo tomaran por profundo”




2 comentarios:

  1. Estupenda descripción del nefasto posmodernismo. Interesantísima lectura.

    Un par de errores detectados, seguramente debidos al corrector ortográfico:
    - La primera cita a Lacan se ha puesto con acento en la "a" final.
    - También hay una cita a Latour de una manera incorrecta ("La Tour"), excepto que sea un juego de palabras.

    Una objeción final: La desigualdad de Heisenberg, o "Principio de Indeterminación" no debería citarse como "Principio de Incertidumbre". Aunque este última denominación sea quizá la más popular, no es correcto citar así el principio, puesto que introduce un elemento subjetivo, incertidumbre en lugar de indeterminación. Además, en las fuentes originales no se citó de esta manera.

    Saludos.

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    1. Muchas gracias, corrijo todo.
      Mediante la critica nos construimos

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